#a qué nadie se lo esperaba(
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Tiene el presentimiento que sus polluelos están sufriendo(?)
#a qué nadie se lo esperaba(?) EHEHEHEHEHE#*baila(?)*#( dialogue: park derek )#( verse ❀ hogwarts )#es team serpiente(?)#o weno ya se graduó pero lo fue(?)
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dope
pairing. enzo vogrincic x reader
cw/tw. no good for tags pero está lindo!! confíen, "planificación familiar" así que bastante mención del embarazo, fluff, enzo siendo pegajoso es su propia advertencia, apodos cariñosos, age gap (enzo tiene 37!! perdón, reader 25), pronombres femeninos.
word count. 1.8k
rating. +16 ¿? solo reader y enzo siendo melosos
siempre tuvo una idea vaga acerca de cómo quería que sea su futuro, si bien la universidad/instituto no es el deseo de todos, era algo para ella y siempre sería su primera meta a lograr.
entonces cuando tenía 23 y esa meta se logró ¿qué seguía, 40 años trabajando sin descanso? no era su plan obvio. iba a trabajar y seguir aprendiendo más sobre su carrera, no quedarse en un solo trabajo por décadas, para nada. su vida no iba a ser aburrida, no veía eso para los años venideros.
entonces, uno piensa que cuando termina su carrera o lo que sea, se dedica a trabajar en ella y de paso a encontrar a la persona que quieres que te acompañe los siguientes años de tu vida.
ella lo ponía así, lo encontraba en alrededor de 2-3 años, lo conocía por 3-4 años, esperaba que cumpla con todas sus "expectativas", the bare minimum, y si lo hacía (obvio si no, no planeaba perder 4 años con él o ella), ella sabría cuándo sería la persona indicada, cumpliría con todo con lo que se supone que debes sentir y más al estar con ella, la inexplicable mezcla de paz, felicidad, comodidad y amor que ella estaba segura, se debía sentir.
¿no es por eso qué es tan importante en la vida encontrar un compañero? alguien que sabes que te ama, con o sin palabras, cuando alguien te ama, eso es algo que se siente.
creía que cuando esa persona llegaba, llegaba, solo es cosa de tiempo (aunque bueno, no había tanta paciencia de parte de la muchacha si había llegado a instalar una app de citas en algún momento).
y esa persona llegó y no la decepcionó ¿qué es mejor que eso?
enzo era la persona en la que estuvo pensando toda su vida, sin conocerlo... podía saber que era él o nadie, él sería el padre de los hijos con los que soñaba a los 17 cuando se dió cuenta que tener hijos, a pesar de lo dura que puede ser la vida, es algo que veía como meta en muchos, obvio, muchos años, que tu vida haya sido una mierda no significa que no puedes cambiar eso para tu descendencia, ¿por qué no podrías?
ahora estaba con enzo viendo un capítulo de su sitcom favorita, la que hizo a enzo empezar a ver en el momento en que las citas de estar en casa de alguno de los dos se hicieron tan frecuentes, hasta que se mudaron juntos, claro. ella voltea a verlo y el hombre al sentir su mirada no duda en ver a su compañera, ella sonríe con diversión y él no dudó en devolverle la sonrisa. voltea a seguir viendo la pantalla que tenía al frente del sillón de dos personas, enzo a su lado a unos 10 centímetros.
"¿no es un tanto machista que en estados unidos las esposas luego de casarse cambien su apellido al de sus esposos?" le dices a enzo y estiras tus brazos con pereza a su lado "quiero decir, todo apesta respecto a nuestros apellidos, sea como sea es el apellido de nuestros padres, abuelos y así, las mujeres no tienen un apellido, tú sabes a qué me refiero".
"parece que es algo en lo que siempre pensás" dice enzo con una sonrisa divertida.
"probablemente lo hago... ¿aunque sabes qué?" sonríe mirando hacia la figura de enzo, disfrutando la vista.
"¿qué, mi bebé?" acaricia el muslo ella con cariño, nada de malicia en la acción, solo amor por la persona que lo acompaña.
"no tendría problema en usar tu apellido... y eso no es muy particularmente feminista de mi parte" dice.
"no lo es, pero digamos que en primer lugar, lo haces porque suena muy bien tu nombre junto al mío, segundo, no porque me pertenezcas, aunque, me perteneces sí..." la joven lo interrumpe.
"¿no te acabas de contradecir?" alza una ceja.
ella lo hace reír bajito, se queda pensando unos segundos en su respuesta "sí, lo que quiero decir es que me perteneces, pero no como un objeto me pertenece, me perteneces de la manera en la que tu amor es mío, mía para amar, para cuidar, querer y eso. dale que me estás haciendo decir demasiadas cosas cursi y lo estoy disfrutando como no tenés idea".
ella se queda viéndolo un par de segundos y le da un rápido beso en el cachete "en algún momento después de nuestro matrimonio haremos una cita en la notaria, si es ahí donde se cambia el apellido o lo que sea, yo no séee" alarga la e al final, se ríe y apoya su cabeza en el hombro de enzo.
enzo se ríe feliz pero luego nota que la tele está en el comienzo de un nuevo episodio y le pone pausa "nos perdimos el final del capítulo por tu culpa, gracias gorda".
"de nada, esta conversación se ha vuelto más interesante que la tele" la chica se encoge de hombros. "por cierto, quiero tener una charla un tanto ¿seria...?".
enzo luce un poquito confundido pero asiente "mientras no me termines, banco cualquier charla seria, conseguir pareja a los 37 no va a ser tan fácil".
"que mentira con tremenda cara" ella voltea los ojos "la conversación está muy lejos de ser acerca de un posible rompimiento por cierto. he estado pensando y quiero esperar hasta los 30 para tener un hijo, o sea, dentro de cinco año luego de la boda. quiero disfrutar de ti y de mi profesión" suelta el comentario de manera rápida y espera la respuesta de enzo.
él la escucha atentamente y asiente "bien gorda, yo hago lo que vos quieras, depende totalmente de vos, en serio" la mira con cariño, con el mismo o mayor cariño desde que cayó en cuenta que ella es la mujer de su vida.
"gracias, en serio".
"decime que la próxima semana querés estar embarazada, dejas de usar el anticonceptivo y empezamos con la creación de ese nene mañana mismo".
ella tapa su cara con sus manos "no me estás ayudando, no lo digas así que te vienes con todos mis planes abajo, enzo"
"tendrás que esperar los años que mencionaste" ahora él se encoge de hombros con una pequeña sonrisa "fuera de joda, es tu cuerpo y tu decisión al fin y al cabo, respeto tus tiempos" tomó su mano suavemente y la acarició
ella sabía que si bien los hijos están en sus planes, si cambiaba de parecer en cualquier momento, como él se lo había dicho en una conversación parecida en el pasado.
él solo le iba a dar una cálida sonrisa y le diría "vos sos el sueño, los hijos vienen después, si vienen".
“bien… entonces… también tenía una pregunta para ti, ¿cuántos hijos querés tener?” enzo le pregunta mirándola fijamente.
“¿no te asustas si te digo que tres?”
“tres es un buen número” se hace como si la pensara y asiente lentamente, con la sonrisa que tiene reservada solo para ella. “tres está bien”.
“sí, me gusta este plan”.
“ojalá después del parto sigas con la idea de tres nenes” dice con diversión.
“¡cállate! obviamente he sobre pensado respecto a eso, si el parto y el postparto son tan terribles te conformarás con solo uno, lo siento” ella dice.
¿sería un parto natural o una cesárea? ¿cuál es peor? porque no hay opción buena o mejor si se trata de ese tema, solo dolor y más dolor, ella suspira “es terrible eso, me preocuparé una noche antes de dar a luz, cuando sea que sea”.
él asiente “aún falta bastante tiempo, ¿no? tranquila” comenta y mira detenidamente sus labios “¿un beso es algo a lo que le dirías que sí ahora?”
“¿cuándo he dicho que no?” dice y sigue su mirada notando su detenimiento en los labios de ella.
“pues…” hace el ademán de querer contestar pero vuelve rápidamente su atención a ella y la clara intención de empezar un beso
ella es quien da inicio a la unión de sus bocas y sonríe, bastante inmersa en el momento, ellos dos compartiendo un momento de paz e inmensurable cariño, mantienen el beso por lo que parece más de dos minutos.
enzo rompe el beso delicadamente, le dedicó una mirada con tanto amor que la muchacha podría jurar que es capaz de verlo en el aire, si de alguna manera eso es posible.
“gorda, sé que acabas de decir que tendremos un nene aún dentro de cinco años pero qué pasa sí ahora es lo único en lo que estoy pensando” él cierra los ojos y deja salir un largo suspiro.
"¿qué está pasando por tu cabeza ahora mismo?" cuestiona y se apoya una vez más en el hombro de enzo.
"pensé que ya era como un libro abierto para vos" dice con una pequeña risa.
"lo eres, pero prefiero que sueltes cada pequeño detalle de lo que está ocurriendo en tu mente"
"pues..." él sonríe cálidamente. "si es una nena se llamaría elena"
"¿y sí es un nene?"
"quiero que sea una nena"
ella ríe bajito "no depende de nosotros" se detiene por unos segundos y luego continúa "bueno, de hecho depende de ti, el espermatozoide determina el sexo" dice y lo mira divertida.
"bueno che, tenés razón y como no quiero dejar tu pregunta al aire... si es un nene se llamaría... esteban"
"ambos nombres empiezan con e" menciona la muchacha un poco sorprendida. "me gustan me gustan, haríamos una ruleta con mis opciones también, para que sea justo".
él asiente ameno "me parece razonable"
"soy la voz de lo razonable"
"claro que lo sos"
"¿qué más pasó por tu cabeza?" aprieta la mano de enzo esperando su respuesta.
"que serías la mamá más linda que ha existido alguna vez, demasiado tierna" comparte con una gran sonrisa.
"haría una sesión de fotos, tendrás muchas de ellas".
"¿te digo ese cumplido y pensás en una sesión de fotos?" alza una ceja con diversión.
ella le deja un pico en el hombro en el que todo ese rato se mantuvo apoyada "sí, yo sé que seré la mamá más bella, voy a dejar sin laburo a todas las modelos de maternidad" dice inventándose eso último, no sabe si existen esas modelos, seguro sí piensa ella.
"no lo dudo, amor" piensa unos segundos su siguiente comentario “de verdad que quiero ser el padre de tus nenes”.
siente sus mejillas calentarse “y lo serás” dice “serás un dilf” finaliza.
él hace una mueca y ríe “por favor gorda, no me hagas recordar que empezarán a decirme así” sostiene el rostro de ella en sus manos. “me encantás” empieza un beso en el que ambos se pierden por unos minutos, dejando la conversación un poco de lado. solo es cortado unos segundos por enzo para decir “te haré una linda mami”. vuelve al beso y acaricia los costados de ella.
ambos sonríen dentro del beso y al cabo de unos minutos se separan “me harás una linda mami”.
“aunque no es muy motivador de tu parte hacerme esperar 5 años" dice él y ambos comparten un par de risas.
ella se encoge de hombros “tendrás que esperar.”
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writer's note: como mi beta dijo, y cito: i would, too, change my last name to vogrincic
esta es la primera vez que escribo 💀 así que cualquier tipo de crítica constructiva es súuuper bienvenida, háganme saber si les gustó o si quieren segunda parte, por cierto ¡mis asks están abiertas!
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PORFAVOR ESCRIBI DE PIPEEE 😩😩 nadie escribe de el no encuentro nada
2/Catorce | Felipe Otaño
tw: Lector Femenino x Felipe Otaño, sexo sin protección, hablando sucio, sobre estimulación, squirting/chorros.
Quiero aclarar que los diálogos son en Argentina pero mi narración será latina. Avísenme si me olvido de algo por favor.
Últimamente Felipe había estado ocupado con su trabajo en el nuevo proyecto que tenía. Y claro que tú lo entendías pero eso no quitaba que lo extrañaras mucho.
Lo último que hablaron fue hace un día, por mensaje.
Te comentó que tenía que entregar papelería personal a la empresa de la película y necesitaba la computadora. Y así fue, recogió la computadora en tu casa pero tu no estabas para verlo, así que llevabas dos semanas y media, sin verlo, sin tocarlo.
Felipe y tu siempre fueron de mucho afecto físico, les encantaba estar abrazados y besarse cada que podían, incluso si había demasiada gente, el adoraba besarte frente a todos.
Donde sea.
El había estado bastante ocupado pero así como tú, se la pasaba pensándote.
Llevaba dos días buscando fotos de documentos e información. Por lo que decidió seguir con eso y mandar todo de una vez. Le aburría estar buscando ese tipo de cosas.
Iba bajando entre tantos documentos y carpetas hasta que vio una carpeta sin nombre por lo que decidió darle click.
La computadora abrió en grande tus fotos.
Tus fotos, esas fotos que lo ponían increíblemente cachondo y hacían que quisiera dejar todo e ir a tu casa para que le arregles esa calentura que había tenido estos días.
Quiso salirse rápido de esa carpeta para no torturarse pero hubo una en especial que robó su atención.
Era la foto que te había tomado justo una semana antes de comenzar con su trabajo pesado, donde estabas tú debajo de él con su polla en la boca. Estabas toda colorada y lograba verse solo el inicio de tus tetas, en las cuales caía tu cabello y tapaba un poco tu clavícula marcada. Tus ojos llorosos mirando fijamente la cámara hacía que Felipe volviera a entrar en ese momento.
Realmente quería repetirlo.
…
Habías terminado tu turno de trabajo en la oficina, tu carro estaba en mantenimiento ya que recién habías tenido un problema con una llanta.
Por lo tanto esperabas pacientemente el autobús justo afuera de tu empresa para tomar rumbo a tu hogar. Sabías lo tardado que iba a ser esto, así que te pusiste a ver qué había de interesante en tus redes.
Abriste instagram y viste que Felipe había subido una historia, dudaste un poco en abrirla pero finalmente decidiste presionarla.
Hace 5 horas. Era una foto de el en un espejo.
Ibas a responderla hasta que escuchaste el pitido de un auto. Alzaste la mirada y pudiste ver justo frente a ti a Felipe en su auto deportivo.
Te quedaste helada.
Este hizo una seña de que subieras y fuiste sin pensarlo dos veces.
Llevaban unos 10 minutos de camino y ninguno decía nada. Tan solo se dieron un saludo de piquito. Y fue suficiente para ponerte nerviosa.
Siempre te ha hecho sentir así. Y te encanta.
Te extrañé. - Felipe soltó sin despegar la mirada de la carretera.
Por qué no me habías mandado mensaje? - Respondes poniendo tus ojos en él.
Verlo manejando siempre fue una de tus adicciones, su cabello largo que te volvía loca moviéndose un poco por el aire frío que el carro soltaba. La maña tan atractiva que tenía de manejar con un brazo, ver cómo sus venas se marcan y sus trabajados músculos se notan gracias a la camisa juvenil que traía. La típica de manga corta que hace ver sus bíceps apretados.
Estuve muy ocupado, vos sabés todo lo que se me fue encima, disculpame bebé. - Felipe responde con sinceridad.
Llegan a tu casa y él baja enseguida para abrirte la puerta.
Ya fuera, te acercaste a la entrada pero no sin antes girarte. Volvió a entrar al auto.
Te quedaste parada haciendo un gesto de extrañeza. No sabias que hacer.
Te acercaste de nuevo a él sin más.
No vas a pasar? - Lo miras detrás de la puerta del auto.
Para qué? - Dice acomodándose el cabello.
Te quedaste sin palabras.
Cómo que para qué? Qué le pasa? Se aburrió de mi? Ya tiene a otra?
Pues no lo sé, sólo decía. - Decías quitando la mirada de él.
Qué querés hacer? - Felipe pregunta con una sonrisa en el rostro, burlándose.
Ya sabías a dónde iba todo esto. Estaba jugando contigo.
Te quedaste callada sin poder conectar su mirada con la suya.
No tenés nada que hacer? - Abre la puerta de su coche para salir y quedarse frente a ti.
Muy junto para ser real.
Bajaste la mirada al sentir su perfume recorrer tus fosas nasales, te prendió tanto su olor a hombre, siempre te había gustado su perfume.
Tendras que encontrar con qué distraerme si querés que me quede. - Felipe sonríe maliciosamente y te toma de la muñeca para entrar a tu departamento.
Cierra la puerta detrás de ustedes y avanza hacia tu sofá. Este se sienta con las piernas abiertas y los brazos detrás de su nuca.
Que caliente, Dios.
Y la verdad no sabías que hacer, verlo así te provocaba demasiado, podrías hincarte frente a él.
Y bien? - Pregunta Felipe después de recorrer con la mirada tu acogedora casa.
No decías nada y lo empezaba a desesperar.
No diras nada? - Preguntó un tanto serio despegando sus manos de la nuca.
Otra vez te quedaste callada.
Bien. Me voy. - Dijo finalizando la conversación para levantarse del sofá rápidamente y acercarse a la salida.
No, Felipe, ven. - Lo seguiste hasta tomarlo de su camisa por detrás.
Que pasa ahora? - Te pregunta conectando su mirada con la tuya al fin.
Quedate. - Dices mirándolo sin soltarlo de su camisa.
Felipe baja la mirada hacia tu mano aferrada a su camisa y vuelve a mirarte en un par de segundos.
Para ser sinceros, Felipe en serio quería desnudarte ahí mismo y cogerte hasta hacerte llorar, pero se contenía por verte así de sumisa e indecisa, no quería incomodarte.
Tanto me extrañas? - Suelta con una sonrisa en el rostro.
Asientes con la cabeza mordiendo tu labio levemente.
Demostramelo. - Te toma de la mano y te lleva nuevamente al sofá.
Sientes un empujón al sofá pero rápido decides pararte.
Estabas muy caliente ya y no querías hacerte esperar más.
Él se quedó confundido por tu acción, pero antes de que pudiera reclamar algo, lo empujaste y te pusiste encima suyo. Comenzaste a besarlo mientras te quitabas el saco y camisa de botones.
Felipe notó que necesitabas ayuda con eso y no tuviste que esperar demasiado para sentir sus dedos fríos retirarla con delicadeza.
Disfrutaste verlo comiendo con la mirada tus lindos pechos para después relamer sus labios rosados.
Comenzó a besar tu cuello y clavícula cuando quitaba tu sostén a la vez. Al final toda tu ropa quedó por algún lugar de la sala.
De un momento a otro su cabeza ya se encontraba hundida en tus tetas y tu en desesperación comenzaste una serie de movimientos frotándote contra el.
Suaves gemidos salían de tu boca por el placer que sentías en tu coño y tetas, cosa que a Felipe le volvía loco.
Puta madre, vos no sabes lo mucho que ya te ocupaba así. - Felipe te carga y hace a un lado, empieza a quitarse la camisa y pantalones rápido.
Pensabas en mi? - Preguntas viendo su trabajado cuerpo.
No tenés idea de cuanto. - Te dice antes de hincarse frente a ti.
Abre tus piernas y toca desesperadamente tu coño vestido.
Tus gemidos empiezan a hacerse presentes y a Felipe la saliva.
Da pequeñas lambidas con tus bragas aún puestas y agrega un dedo para frotar tu botón. De un momento a otro arranca la tela que le impide continuar e inicia devorándote como un hombre hambriento.
Mhm, igual de rica. - Suelta Felipe haciendo a tu coño vibrar.
Sientes a tu coño temblar de placer, enredas tus dedos en el cabello de Felipe para jalarlo fuertemente demostrando desesperación por correrte.
Felipe moviendo la lengua más rápido te hace estar a punto del clímax pero vuelves a bajar cuando despega su boca de tus jugos.
Te ves tan hermosa, me dan ganas de correrme en todo tu culo mientras te meto los dedos en tu bonito coñito. - Felipe te mira acariciando tus muslos.
Decide cambiar de posición y te acuesta después de bajar sus bóxers seguido de otro dedo frotando tu clitoris.
Sientes un cambio drástico de sus dedos a su polla frotar tu botón ya rojo. Arqueas la espalda sin dejar de soltar gemidos que cada vez lo prenden más.
Te tocaste mucho sin mi? Espero que si porque yo me corrí todos estos días pensando en vos y lo puta que te ves cuando me chupas la pija. - Felipe mete su polla de una sin dejar de acariciarte los brazos y piernas, lo que hace te quedes sin aire y tus ojos rueden a blancos.
Vos serás mi putita hoy? Vas a dejar que te trate como una puta y zorra? - Felipe toma tus muñecas y las junta, volviéndote más inmóvil.
Lo único que podías hacer era gritar y arquear la espalda.
Contestame, pendeja. - Felipe te golpea el coño buscando respuesta.
Ah, si, si pipe, soy tu putita, solo de vos. - Nunca se te había hecho tan difícil formular una oración. Estabas babeando.
Mostrame mi amor, mostrame lo puta que te volvés por mi, correte como toda una necesitada de mi pija. - Felipe empieza a empujarte el coño más fuerte que antes.
Sientes que tu cuerpo no se puede controlar y empiezas a ver borroso por el placer, tu espalda dolía de tanto arquearse y tu garganta de tanto gritar. Tus muñecas atadas por Felipe estaban rojas, tus tetas reboteando por todos lados y saliva embarrando todo tu cuello.
Los graves gemidos de Felipe resuenan en cada estocada, te asombraba el placer que te estaba demostrando, incluso comenzó a gemir tu nombre junto con lo hermosa que eres.
Sientes a su dedo corazón palmear tu clitoris y enseguida frotarlo con ganas, solo eso bastó para que comenzaras a chorrearlo.
Felipe se corrió ferozmente al ver esa imagen, estabas gritando, temblando y aferrándote a sus fuertes brazos mientras de tu coño rojo salían tiras de agua como cascada, el disfrutaba de su corrida y tu seguías mojándolo, todo aún sin sacar su polla de tu apretado coño.
Se recostó sobre ti sin dejar todo su peso caer.
Fuertes suspiros sonaban en tus oídos y su perfume te invadía completamente. Sabias que habías acabado cuando pipe dejó de moverse lentamente y tu dejaste de tener espasmos.
Sos lo más precioso que hay mi amor, te amo. - Dice Felipe recostándote en sus brazos.
Tus cachetes colorados lo hacen sentir el hombre más afortunado del mundo.
No debí dejarte tanto tiempo solita, de verdad perdoname, princesa. Te adoro. - Felipe toma tu rostro y deja piquitos por tus cachetes y nariz.
Yo también te amo, Pipe. - Dejas un suave beso en su mejilla antes de cerrar los ojos y quedar profundamente dormida.
#felipe otaño x reader#pipe otaño x reader#pipe otaño#felipe otaño#lsdln cast#matias recalt x reader#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic#felipe otaño fic#felipe otaño smut
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enzo 💥 (pero con fluff al final ojooo)
silly blurb con enzo vogrincis (prompt list)
enzo y tú no soléis pelearos, no a menudo, pero eso no significa que cuando discutís las cosas no se pongan completamente dramáticas, más bien al contrario.
enzo puede ser extremadamente sensible, algo que forma parte de su personalidad y que a ti te encanta, pero cualquier cosa puede despistarle cuando se enfada. y no suele ser muy bueno expresando sus sentimientos, lo que provoca una tensión horrible, que crece y crece hasta que explota y acaba en momentos como la vez que olvidaste que habías quedado para cenar con él.
había sido una semana difícil para los dos y, por fin, enzo había encontrado un rato en su agenda para llevarte a cenar. se empeñó en elegir un restaurante sofisticado y romántico que te gustara, sabía que te gustaría… si hubieras aparecido.
se quedó en el restaurante una o dos horas. bebió más copas de vino de las debidas y luego, tras una tremenda frustración, se fue a casa. sólo te acordaste cuando cogiste el móvil tras una reunión de trabajo de dos horas, pero ya era demasiado tarde.
miraste los mensajes de un enzo preocupado, confuso y, más tarde, enfadado. se te heló todo el cuerpo, y entonces sentiste que te golpeaba la punzada de la culpa. te fuiste a casa lo más rápido que pudiste, a los brazos de tu novio, y por el camino intentaste pensar en todas las formas de disculparte, pero cuando llegaste a casa todas las palabras se te fueron de la cabeza.
él sería comprensivo, pensaste. siempre lo era. pero esta vez fue diferente. debido al cansancio, al estrés, a un cúmulo de razones, enzo no reaccionó bien.
llegaste a casa, las luces estaban apagadas y enzo estaba leyendo uno de sus libros en el salón, y decidió ignorar tu presencia, incluso cuando empezaste a disculparte. en su mente, sería mejor callarse y no decir tonterías. y sintiéndose menospreciado, quería que te sintieras culpable al menos un poco.
en algún momento de la noche, te quejaste "¿por qué tienes que ser tan egoísta?", una mentira total en forma de frustración, pero salió de tu boca igualmente.
y las cosas se intensificaron rápida e impacientemente.
"¿por qué las cosas tienen que ser tan difíciles contigo?", exclamó en un momento de la discusión, y fue como recibir un puñetazo en el estómago.
era horrible sentirse un obstáculo, horrible sentirse culpable, y aún peor oír esas palabras salir de la boca de la persona que menos esperabas.
durante el resto de la velada, reinó el silencio en el piso. nadie se atrevía a abrir la boca y perder una pelea por orgullo herido. anduvisteis por la casa evitándoos, fingiendo no daros cuenta o ignorando las subliminales invitaciones de redención cuando de repente aparecía en la tele la película favorita de ustedes.
enzo y tú permanecisteis en silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos y emociones conflictivas. a pesar de la tensión palpable en el aire, había un deseo subyacente de reconciliación, una voluntad de dejar a un lado el orgullo herido y encontrar el camino de vuelta el uno al otro.
así que enzo decidió ceder y dio el primer paso. arreglaría las cosas aunque se sintiera herido. decidió salir de casa, aún sin decir nada, y se fue a su restaurante de la esquina favorito y pidió el plato que más le gusta, para llevar.
cuando volvió, puso tranquilamente la cena en la mesa, e intrigada por el olor de la comida, entraste en la cocina y encontraste a enzo con cara de arrepentimiento y una mesa para dos, con la plantita de la decoración de la ventana justo en el centro, en un intento de imitar una mesa elegante.
era imposible no sonreír, aunque intentabas disimularlo. tu pecho se llenó de un sentimiento cálido, intenso y persistente. era muy difícil seguir enfadada con él mientras le querías tanto. tu plato favorito estaba sobre la mesa y tu novio te acercó una silla, invitándote a unirte a la redención.
"¿podemos empezar de nuevo esta noche?" preguntó, con la cabeza inclinada hacia un lado y la voz aprensiva, no sólo deseando la reconciliación, sino temiendo ser rechazado. era adorable cómo se sentía con estas cosas.
no te lo pensaste dos veces, aceptando tu lugar en la mesa, y esta vez, empezando las cosas de la manera correcta, lejos de cualquier tonta discusión.
cada bocado era un recordatorio de que el amor no consiste sólo en momentos grandiosos y gestos extravagantes, sino también en la capacidad de superar juntos las adversidades cotidianas. compartisteis tímidas sonrisas y pequeños gestos de afecto, reconstruyendo ese final del día, y todo ese momento de intimidad consiguió ser mejor que cualquier cena elegante en un restaurante de cinco estrellas.
sólo una pequeña distracción rápida para usted, un snack ;)
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Lo más dulce
Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente. Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona. La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? – nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic fanfic#la sociedad de la nieve#society of the snow#sociedad de la nieve fanfic
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Winter Falls.
Hugh Jackman x Fem!reader.
Summary: Hugh y ella son amigos desde hace un año, con una tensión subyacente entre ellos. Una salida juntos transforma su relación, llevándolos a explorar nuevos sentimientos.
Category: Slow Burn Romance, Friends to Lovers, First Date, 2000s Nostalgia, Fluff and Tension {TW: Light Humor, Emotional Moments, Friendship Dynamics}.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⏱︎
El reloj en la pared marcaba las 7:20 am. Con el cabello medio seco y la camisa mal abotonada, el café en la encimera quedó olvidado. La promesa de salir temprano se desvanecía rápidamente. Tenía un plan: un atuendo decente, un desayuno tranquilo, pero el cansancio acumulado se burlaba de cualquier intento de organización.
Un suspiro salió mientras el número de Hugh aparecía en la pantalla del teléfono. Seguramente él ya estaba listo, probablemente en camino al trabajo, con esa actitud despreocupada que siempre resultaba irritante, aunque, de algún modo, también reconfortante. Pedirle un favor no era lo ideal, pero llegar tarde y enfrentar las miradas de reprobación de los compañeros tampoco era una opción. Con un leve tamborileo de dedos en la encimera, se marcó su número.
La llamada sonó un par de veces antes de que su voz resonara al otro lado de la línea, relajada y casi burlona.
—Vaya, ¿madrugando, princesa? —dijo, y se podía imaginar esa sonrisa que siempre usaba para molestar.
Se rodaron los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomó. Su actitud siempre tenía el poder de aliviar un poco la tensión de las mañanas.
—¿Podrías pasarme a buscar? Estoy… un poco retrasada.
Hubo una pausa. En esos breves segundos, la duda surgió. Pero Hugh nunca dejaba colgado a nadie.
—Cinco minutos y estoy allí. —Su tono cambió, y luego añadió—: Ah, y trata de no causarme problemas tan temprano.
Un suspiro escapó, una mezcla de alivio y exasperación. El último sorbo de café se apresuró mientras se recogía el bolso. Era evidente que él haría algún comentario sobre el aspecto apresurado, pero eso ya formaba parte de su dinámica. Hugh tenía la habilidad de convertir cualquier situación en algo menos grave de lo que parecía.
Apenas terminé de poner los zapatos cuando el sonido del auto estacionándose afuera resonó. Al mirar por la ventana, allí estaba él, con gafas de sol y una expresión divertida, esperándola. Con un último respiro hondo, salió, lista para lidiar con los inevitables comentarios que vendrían en el camino.
Apurada, subí al auto y cerré la puerta con un golpe. El motor no rugió como esperaba. Miré a Hugh, que se había quedado mirando al frente con una sonrisa divertida en su rostro.
—¿Qué pasa? ¿Vamos a llegar tarde? —pregunté, tratando de contener la frustración mientras lanzaba un vistazo al reloj.
Sin embargo, en lugar de arrancar, se volvió hacia mí. La distancia entre nosotros se redujo cuando se acercó, y el corazón comenzó a latir un poco más rápido. Sin decir una palabra, tomó el cinturón de seguridad y lo pasó por mi cuerpo, asegurándolo en su lugar. Su cercanía era electrizante; podía sentir el calor que emanaba de él, y un pequeño nudo se formó en el estómago.
—Ah, ya veo. ¿Te puse nerviosa, linda? —dijo con esa voz burlona, un destello de diversión en sus ojos.
El comentario lo acompañó una sonrisa que me hizo desear poder esconderme. No sabía si quería reírme o simplemente querer que el momento se detuviera. La cercanía de Hugh siempre había tenido un efecto extraño, una mezcla de nerviosismo y emoción que nunca había experimentado con nadie más. Intenté ignorar el sonrojo que comenzaba a extenderse por mis mejillas.
—Claro que no —respondí, tratando de sonar segura, aunque la voz casi me falló. —Solo… solo apúrate y arranca.
Él se echó a reír mientras finalmente giraba la llave en el encendido, y el motor vibró a la vida. Con una última mirada hacia mí, puso el auto en marcha. El trayecto hacia el trabajo había comenzado, pero la tensión en el aire se sentía más palpable que nunca.
Mientras el auto avanzaba por la carretera, robé una mirada de reojo a Hugh. Su expresión estaba concentrada en la carretera, pero había algo en su forma de manejar que me hizo pensar, aunque rápidamente traté de alejar esa idea. Era un buen amigo, y pensar en él de esa manera no era lo que debía hacer. Sin embargo, había algo en la forma en que se movía, en su confianza al volante, que lo hacía parecer... bien, por así decirlo.
—¿Tienes en mente lo que vamos a hacer hoy? —preguntó Hugh, rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos.
—Sí, solo lo básico —respondí, tratando de mantener la voz casual. —No creo que sea un día tan complicado.
Él sonrió, esa sonrisa que siempre tenía para hacerme sentir a gusto.
—Eso espero. Aunque tengo un par de ideas que podrían hacer el día un poco más divertido —dijo, levantando las cejas de forma juguetona.
No pude evitar sonreír. Esa era la parte de Hugh que siempre me hacía sentir cómoda, incluso cuando había una ligera tensión en el aire. Era como si supiera exactamente cómo hacer que el día se sintiera menos pesado.
—Bueno, solo asegúrate de que no sean ideas descabelladas. El jefe no se tomaría eso muy bien —le advertí, un tono de broma en mi voz.
Él se echó a reír, y el sonido resonó en el auto, llenando el espacio con una energía amistosa.
—Prometo que no te meteré en problemas... por ahora —dijo, guiñando un ojo mientras el semáforo cambiaba a verde.
La normalidad de la conversación me tranquilizó, aunque sabía que había algo más debajo de la superficie. Era como si la tensión que solíamos ignorar comenzara a hacerse más presente en cada pequeño intercambio. Pero por ahora, me contentaba con disfrutar de su compañía.
Al llegar a la oficina, Hugh aparcó el auto frente al edificio, y la rutina del día a día nos recibió con los brazos abiertos. Salí del vehículo y estiré los brazos, tratando de despejar la mente antes de entrar.
—¿Listos para otro emocionante día en la sala de guionistas? —bromeó Hugh, con una sonrisa amplia.
—Oh, sí, totalmente —respondí con un tono sarcástico. —No hay nada más emocionante que discutir si un personaje debe llevar sombrero o no.
Ambos reímos mientras caminábamos hacia la entrada. La oficina, decorada con afiches de películas y papeles esparcidos por todos lados, siempre había tenido un aire caótico, pero también creativo. Al abrir la puerta, el bullicio habitual de colegas hablando y riendo nos dio la bienvenida.
Tomé un respiro profundo antes de entrar y sentí cómo la energía del lugar me animaba.
—Primero café, luego guiones —declaró Hugh, llevándome hacia la máquina de café. —No podemos empezar el día sin nuestro combustible.
—No me obligues a recordar cómo sobrevivir sin mi dosis matutina de cafeína —dije, mientras me servía una taza. El aroma a café recién hecho me envolvió, y por un momento, todo parecía más fácil.
Mientras esperábamos, intercambiamos comentarios sobre las tramas que estábamos desarrollando y algunas anécdotas divertidas del fin de semana. Todo parecía fluir con naturalidad, sin que ninguna de las conversaciones tocara la ligera tensión que existía entre nosotros.
Finalmente, después de un rato, nos dirigimos a la sala de guionistas. Mientras nos acomodábamos en nuestras sillas, Hugh se giró hacia mí con una mirada intrigante.
—Oye, a las 8 pm te voy a pasar a buscar. Ponte linda. —dijo, su tono ligero, pero las palabras parecían cargadas de un significado que no podía ignorar.
Me quedé un momento en silencio, sorprendida. La normalidad del día se desvaneció por un instante, y todo lo que quedaba era esa invitación inesperada que llenaba el espacio entre nosotros. La idea de salir con él, de verlo vomo mi compañero de trabajo en un contexto diferente, hizo que mi corazón se acelerara, esta vez parecía algo totalmente diferente.
—¿A las 8? —repetí, tratando de sonar despreocupada, pero sabía que mi voz había traicionado mi sorpresa.
—Sí, no tienes excusas. —Hugh sonrió de una manera que me hizo cuestionar si realmente lo decía en serio o solo estaba bromeando.
Mientras continuábamos con nuestra jornada laboral, no pude evitar pensar en lo que eso significaba. La tensión que habíamos estado ignorando de repente estaba a la vista, y yo solo podía esperar que la noche revelara lo que realmente había entre nosotros.
Al llegar a casa, la familiaridad del lugar me envolvió, pero mi mente seguía atrapada en la conversación de esa mañana. Me dejé caer en el sofá y saqué el teléfono, buscando el contacto de mi mejor amiga. Después de un par de tonos, su voz familiar resonó al otro lado.
—¡Hola! ¿Cómo va todo? —preguntó ella, con ese tono entusiasta que siempre me hacía sentir mejor.
—Hola, tengo que contarte algo —dije, sintiendo que la emoción comenzaba a brotar. — Hugh... me invitó a salir esta noche.
—¿Qué? ¡Eso es genial! Ya era hora igual. —exclamó, y su entusiasmo fue contagioso.
—Sí, pero... no sé, estoy tratando de convencerme de que solo es una salida entre amigos —respondí, tratando de mantener la calma mientras me pasaba una mano por el cabello. —Llevamos trabajando juntos durante un año, y siempre ha sido amistad, pero esta salida, es diferente, ¿sabes?
—Claro, hay tensión entre ustedes. He notado cómo se miran en la oficina —dijo, y no pude evitar sonreír. —Así que, ¿qué piensas hacer?
—No lo sé. Por un lado, quiero ir porque ma hace sentir algo, pero también tengo miedo de que sea solo una cena entre amigos y que me haya confudido, agh—confesé, sintiendo un ligero nudo en el estómago.
—¿Y si no es solo eso? —me preguntó. —Tal vez él también siente lo mismo, pero no sabe cómo decírtelo, nadie invita a su compañera de trabajo un viernes a las 8 pm, amor.
Su comentario resonó en mi mente, y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. La idea de que Hugh pudiera tener sentimientos más profundos era tentadora, pero también aterradora. ¿Y si las cosas se volvían incómodas? ¿Y si la salida no iba como esperaba?
—No sé, tal vez debería jugarlo de manera segura —dije finalmente, tratando de convencerme. —Solo disfrutar de la cena y ver a dónde lleva la conversación.
—Eso suena a un buen plan —respondió mi amiga. —Pero recuerda, si hay algo más, no tengas miedo de explorar eso. La vida es demasiado corta para dejar pasar oportunidades.
Terminé la llamada con una mezcla de emoción y nerviosismo. La cena con Hugh podría ser solo una salida entre amigos, pero había un trasfondo de posibilidades que no podía ignorar.
Mientras el sol se ponía, me apresur�� a prepararme. No quería verme como si hubiera salido de una revista, pero tampoco quería parecer descuidada. Opté por un vestido azul que resaltaba mis curvas de manera sutil, algo que me hacía sentir cómoda y segura. Me eché un vistazo rápido al espejo, dándome cuenta de que me veía bien, y eso me ayudó a calmar un poco los nervios.
Justo cuando estaba terminando, el teléfono fijo sonó. Sabía que era Hugh. Contesté rápidamente, sintiendo un ligero cosquilleo de emoción.
—¿Hola? —dije, intentando sonar tranquila.
—Hey, ¿lista para la noche? —su voz sonaba juguetona.
—Casi, estoy bajando ahora —le respondí, mirando el reloj.
—Perfecto. Nos vemos en un minuto —dijo, su tono despreocupado y familiar me hizo sonreír.
Colgué y respiré hondo. La idea de salir con Hugh ya no era solo una salida entre amigos; había una tensión palpable entre nosotros que no podía ignorar. Con una última revisión al espejo, me dirigí hacia la puerta, para bajar.
Cuando lo hice, la brisa fresca de la noche me recibió como un abrazo suave. Al abrir la puerta, me sorprendí al ver que Hugh no estaba en su auto habitual, sino que se encontraba de pie en la entrada, con una sonrisa en el rostro que iluminaba la penumbra. Llevaba una camisa de botones que acentuaba su figura y unos jeans que parecían un poco más cuidados de lo habitual.
—Hola —saludé, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Hola. Te ves hermosa—dijo, su mirada recorriéndome de manera sutil, pero sincera, lo que me hizo sonrojar un poco. Su tono era tan despreocupado, como si fuera lo más natural del mundo decirlo.
—Gracias, tú también... estás un poco más arreglado de lo normal —respondí, intentando mantener la conversación ligera y no dejar que mi nerviosismo se notara.
Él sonrió con complicidad y me hizo un gesto con la mano para que lo acompañara. Empezamos a caminar, el sonido de nuestros pasos resonando suavemente en la acera. Hugh caminaba con las manos en los bolsillos de sus jeans, su postura relajada, como si no hubiera nada más importante que el momento que compartíamos. La calle estaba tranquila, iluminada por las luces cálidas de las farolas, y el aire fresco hacía que el momento se sintiera especial.
—¿A dónde vamos? —pregunté, curiosa por lo que había planeado.
—Eso déjamelo a mí. No te preocupes, no te voy a defraudar —dijo con confianza, una sonrisa juguetona asomándose en sus labios.
Caminamos un rato en silencio, pero la tensión entre nosotros era palpable. A veces, nuestras miradas se encontraban y rápidamente desvíaba la vista, sintiendo un ligero cosquilleo en el estómago. Era como si el mundo se hubiera desvanecido, y solo existiéramos él y yo, en este momento.
De repente, Hugh rompió el silencio. —¿Sabías que desde que empezamos a trabajar juntos, he estado esperando una ocasión así? —dijo, girando ligeramente la cabeza para mirarme, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué es eso? —pregunté, intentando no sonar demasiado interesada, aunque mi corazón latía más rápido.
—Porque, sinceramente, me gusta pasar tiempo contigo —respondió, su tono sincero y relajado. Su declaración me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonreír mientras un calor agradable me envolvía.
Seguimos caminando, y mientras él hablaba, la tensión que había estado acumulándose entre nosotros se sentía como una burbuja lista para estallar. Era un juego sutil de palabras y miradas, pero ambos sabíamos que algo más profundo se estaba formando entre risas y complicidad.
Después de unos minutos de caminar y charlar, llegamos a una pista de patinaje sobre hielo iluminada con luces brillantes y música suave que llenaba el aire. La vista era mágica; el hielo relucía bajo las luces, y la risa de la gente patinando creaba un ambiente animado y festivo.
—¿Patinaje sobre hielo? —pregunté, con los ojos iluminados de emoción y sorpresa.
—¿Te gusta? —me miró, sus ojos brillando con diversión.
—Siempre he querido hacerlo, pero nunca tuve la oportunidad —admití, sintiendo un cosquilleo de anticipación.
—Perfecto, entonces hoy es el día —dijo, con una sonrisa amplia, y se acercó a la entrada para comprar las entradas. Mientras esperaba, no podía evitar notar cómo la emoción brillaba en su rostro.
Entramos a la pista, y él se aseguró de que me pusiera los patines correctamente. Mientras me ayudaba, sus manos rozaban suavemente mis brazos, y cada contacto provocaba un escalofrío agradable.
—Listo, ahora solo tienes que seguirme —dijo, tomando mi mano de forma despreocupada mientras caminábamos hacia el hielo.
Al dar mis primeros pasos sobre el hielo, perdí el equilibrio y me tambaleé un poco. Hugh se rió suavemente y me sostuvo antes de que pudiera caer.
—Vas a tener que hacer más ejercicio para eso —bromeó, guiándome con firmeza mientras me enseñaba a deslizarme.
La música de fondo mezclada con las risas y gritos de los demás patinadores creaba un ambiente de alegría que era contagioso. Mientras patinábamos, la cercanía de su mano en la mía me hizo sentir más segura, y poco a poco, empecé a disfrutar del momento.
—Mira, no está tan mal, ¿ves? —dijo, deslizándose con facilidad y gracia por el hielo, mientras yo trataba de imitarlo.
—Sí, claro, porque tú eres un experto —respondí, riendo mientras me esforzaba por mantener el equilibrio.
Él se detuvo frente a mí, mirándome con una sonrisa traviesa. —Dame la mano, vamos a intentarlo juntos —dijo, y, sin pensarlo, extendí la mano hacia él.
Juntos, comenzamos a deslizarnos, y la risa llenó el aire mientras tratábamos de mantenernos en pie. La tensión entre nosotros se sentía cada vez más cómoda, cada momento se cargaba de una complicidad que parecía florecer a medida que avanzábamos.
—Este es un buen comienzo para una cita, ¿no crees? —dijo Hugh, mirándome de reojo mientras patinábamos.
—¿Una cita? —repetí, sorprendida pero divertida.
—Solo estoy diciendo que podríamos hacer esto más a menudo —respondió, y en ese instante su mirada se detuvo en mí, el ambiente se volvió más íntimo.
Mientras patinábamos, me sentía cada vez más segura, pero justo cuando comenzaba a disfrutar plenamente, perdí el equilibrio y empecé a tambalearme hacia un lado. El hielo se volvió traicionero bajo mis pies, y antes de que pudiera reaccionar, me vi girando sin control, preparándome para caer.
De repente, sentí una mano firme en mi cintura. —Te tengo —dijo Hugh, con una sonrisa que mezclaba diversión y tranquilidad mientras me estabilizaba.
—Gracias, me salvaste de hacer el ridículo —reí suavemente, sintiendo la cercanía entre nosotros.
Él sonrió, esa calidez que siempre me hacía bajar la guardia iluminaba su rostro. —No te preocupes, es mi trabajo asegurarme que no caigas... y si caes, que sea por mí —añadió, guiñándome un ojo con un toque de nerviosismo que me hizo sonreír aún más.
Antes de que pudiera responder, un niño pasó a nuestro lado rozando sin querer a Hugh, lo que hizo que ambos perdiéramos la poca estabilidad que habíamos recuperado. Nos desplomamos torpemente en el frío y húmedo hielo.
—Parece que el primero en caer no fui yo —comenté, soltando una risa leve por la situación.
Hugh rió también, y luego su mirada se fijó en mí, notando algo en mi mejilla. Con un gesto suave, se acercó y quitó una pizca de nieve que se había quedado pegada. —Tienes un poco de nieve aquí —dijo, pero en su mirada había algo más que diversión.
El momento se volvió extraño, como si el tiempo se detuviera entre nosotros. Mis mejillas ardían con su cercanía y el toque de sus dedos. Ambos nos incorporamos después, algo nerviosos, ignorando la tensión que parecía envolvernos.
—Bueno, ¿quieres seguir patinando? —preguntó él, su sonrisa todavía en su rostro.
—En realidad, prefiero que no. Tengo un plan perfecto para continuar la noche —le respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. —¿Qué te parece si dejamos el hielo por ahora y hacemos algo diferente?
Hugh levantó una ceja, claramente intrigado. —¿Y cuál es ese plan? Me tienes con curiosidad —dijo, con esa sonrisa juguetona que conocía tan bien.
—Déjame sorprenderte —dije, tirando suavemente de su mano hacia la salida de la pista. —Confía en mí.
Nos reímos mientras salíamos del hielo y nos dirigimos a la entrada para quitarnos los patines y devolver lo que habíamos rentado. Lo que fuera que ocurriera después, sabía que la noche estaba lejos de terminar.
Mientras caminábamos de regreso, el aire frío de la noche contrastaba con el calor que aún sentía después de patinar. Hugh y yo avanzábamos en silencio, pero no era incómodo, al contrario, había algo en esa calma que me hacía disfrutar cada paso. Nuestras manos iban balanceándose a los lados, rozándose de vez en cuando, como si algo nos empujara a tomarnos de las manos, pero ninguno se atrevía a dar ese paso.
Cada pequeño roce me hacía consciente de su presencia de una forma que normalmente no permitía. Era como si el simple contacto de nuestras manos fuera suficiente para hacer que mi pulso se acelerara un poco más. No podía evitar preguntarme si él sentía lo mismo, si cada vez que nuestras manos se tocaban, ese pequeño cosquilleo también lo recorría a él.
Miré de reojo, observando su perfil mientras caminábamos. Hugh tenía las manos ligeramente abiertas, como si estuviera a punto de tomar la iniciativa, pero algo lo detenía, o tal vez estaba esperando a que yo lo hiciera. El pensamiento de entrelazar mis dedos con los suyos era tentador, pero, al mismo tiempo, intimidante.
—¿Te cansaste de patinar? —preguntó de repente, rompiendo el silencio con una sonrisa cómplice.
—No tanto como pensé, la verdad, fue divertido, me gustó mucho—respondí con una ligera risa, tratando de ignorar el hecho de que nuestras manos volvían a rozarse por un segundo más largo. Sentía que el simple hecho de no apartarla lo decía todo.
Seguimos caminando sin prisa, y el silencio volvió a instalarse entre nosotros, aunque esa energía entre ambos seguía ahí, suspendida en el aire frío de la noche. ¿Acaso él también estaba pensando en dar ese paso? O tal vez simplemente esperaba a ver si yo lo hacía primero.
Finalmente, me armé de valor, o al menos lo intenté. Mi mano dejó de balancearse tanto, acercándose más a la suya, pero en el último segundo, justo cuando estuve a punto de hacerlo, sentí cómo su mano se retiraba un poco, ajustándose el abrigo.
Me reí internamente, aliviada y frustrada a partes iguales. Claramente, no era tan fácil como parecía.
Después de un rato caminando en silencio, la ciudad nocturna empezaba a adquirir un ambiente más acogedor bajo las luces tenues de las calles. Las manos de ambos aún rozaban de vez en cuando, pero ahora, en lugar de centrarse en eso, se me vino a la mente un pequeño lugar no muy lejos de allí, uno que solía visitar cuando era niña, que era perfecto para la ocasion.
—¿Conoces el mejor chocolate de aqui, que está a unas cuadras? —pregunté, rompiendo la calma mientras nos acercábamos a la esquina.
Hugh me miró con curiosidad y negó con la cabeza.
—No, no creo haber estado por aquí muchas veces y nunca tome chocolate —admitió, levantando una ceja. —¿Por qué?
—Es uno de esos lugares que guardan historias —dije, sintiendo una pequeña sonrisa asomarse en mis labios. —Solía ir allí de pequeña con mi familia, especialmente en noches frías como esta. Sirven el mejor chocolate caliente de la ciudad, o al menos eso pensaba cuando era niña.
Él sonrió ante mi entusiasmo, asintiendo lentamente. —Entonces, ¿me estás invitando a tu lugar secreto? —preguntó, en tono juguetón.
—Bueno, no tan secreto, pero sí muy especial para mí, no puedo creer que no hayas probado el chocolate —respondí, sin poder evitar notar lo cálido que se sentía hablar de algo tan personal.
— y yo no puedo creer que no hayas patinado antes.— me contratacó sonando dulce pero sarcástico a la vez lo cual me hizo soltar una risa suave. —pero suena perfecto, confío en ti —dijo, mientras ajustaba el ritmo de sus pasos para seguirme.
Caminamos juntos hasta la cafetería, una pequeña joya escondida entre edificios más modernos, con luces amarillentas que hacían que se viera como un refugio acogedor en medio de la noche fría. Al entrar, el cálido aroma a cacao y pasteles recién horneados nos envolvió de inmediato. Todo en ese lugar se sentía exactamente igual que cuando era pequeña, desde las mesas de madera gastadas hasta la campanilla que sonaba al abrir la puerta.
Nos sentamos en una de las mesas junto a la ventana, y sin pensarlo dos veces, pedí el clásico chocolate caliente. Hugh me siguió el juego, observando con una mezcla de curiosidad y diversión mientras me perdía en mis recuerdos.
—Así que este es tu refugio —comentó Hugh, mientras la mesera dejaba frente a nosotros dos tazas humeantes y llenas de crema batida en la parte superior. —Tiene ese aire nostálgico.
—Sí, no ha cambiado mucho desde la última vez que vine —admití, sintiendo cómo una parte de mí volvía a ese tiempo de niñez en el que todo parecía más simple.
Tomé un sorbo, el sabor cálido y dulce inundó mis sentidos, haciéndome cerrar los ojos por un segundo. Cuando los abrí, Hugh estaba mirándome con una sonrisa suave.
—¿Qué? —le pregunté, sintiendo que el rubor subía ligeramente por mis mejillas.
—Nada, solo... te ves bien cuando estás feliz —respondió con una sinceridad inesperada, y aunque su tono tenía esa actitud despreocupada, había algo más profundo detrás de sus palabras.
El momento se quedó suspendido, y aunque el chocolate caliente estaba ahí para distraerme, no pude evitar sentir cómo esa tensión entre nosotros, la que había estado presente durante meses, se hacía un poco más evidente.
Mientras tomaba otro sorbo de mi chocolate, observé de reojo cómo Hugh se llevaba la taza a los labios. Fue un segundo después, cuando la taza ya estaba en la mesa, que noté algo que me hizo sonreír.
—¿Qué pasa? —preguntó él, levantando una ceja al ver mi expresión.
—Nada, es solo que... —No pude evitar soltar una pequeña risa, inclinándome hacia él mientras le señalaba la parte superior de su labio. —Tienes un poco de crema... justo aquí —dije, haciendo un gesto alrededor de mi propio labio para que lo entendiera.
Hugh frunció el ceño, confuso al principio, y luego, al darse cuenta de lo que había pasado, se pasó la mano rápidamente por la boca.
—¿Ya? —preguntó, pero todavía quedaba un rastro blanco en su labio superior.
Negué con la cabeza, riéndome un poco más. —No, todavía no —dije, alargando la mano para señalarle el punto exacto.
Él me miró, mitad avergonzado y mitad divertido, antes de intentarlo de nuevo. —¿Y ahora?
Suspiré, divertida. —A ver... no, no, déjame —dije finalmente, acercándome y, con una leve sonrisa, pasé mi pulgar suavemente por la zona afectada, limpiando los restos de crema batida. La cercanía entre nosotros me hizo sentir un ligero cosquilleo en el estómago, pero me obligué a mantener la calma.
—Gracias, supongo que ahora sí me salvaste a mí del ridículo —bromeó él, con una sonrisa encantadora que me desarmó un poco.
—Es lo justo, ¿no? —respondí, recuperando mi mano con una risa suave.
El ambiente volvió a relajarse después de ese momento, pero la tensión no desaparecía del todo. Seguía ahí, flotando en el aire, en esos pequeños momentos en que nuestras miradas se cruzaban, en la forma en que nuestras conversaciones parecían deslizarse entre lo cómodo y lo cargado de significado.
Después de terminar nuestros chocolates y dejar algunas monedas sobre la mesa, nos levantamos y salimos de la cafetería. El aire nocturno estaba fresco, pero no incómodamente frío. Mientras caminábamos, nuestras manos continuaban balanceándose levemente a los lados, rozándose de vez en cuando, pero ninguno hacía el primer movimiento para entrelazarlas.
Conversamos sobre cosas triviales, historias del trabajo, alguna que otra broma, y de repente me di cuenta de que habíamos tomado un rumbo conocido. Levanté la vista y me sorprendí al ver que estábamos justo frente a mi edificio.
—Bueno... —dije, deteniéndome en la entrada de mi casa. —Parece que llegamos.
Hugh se detuvo también, levantando una ceja al ver dónde estábamos. —Vaya, el tiempo pasó rápido —dijo, metiendo las manos en los bolsillos y acercándose un paso más, pero sin invadir mi espacio personal. —No me di cuenta de que estábamos caminando hacia acá.
Solté una risa suave. —Sí, yo tampoco...
Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos bajo las luces de la calle. Sentía que había algo más que ninguno de los dos estaba diciendo, algo que flotaba en el aire entre nosotros, pero también algo que no queríamos apresurar.
—Bueno, entonces... —Hugh rompió el silencio, pero sus palabras parecían colgar en el aire sin una dirección clara.
—Sí, bueno... —me mordí el labio, sintiendo ese nerviosismo que solía ocultar tan bien a su alrededor, pero que ahora me parecía imposible de ignorar.
Nos quedamos así, de pie, casi riendo por lo incómodo y emocionante que se sentía el momento, como si ambos supiéramos que esa noche había sido diferente, pero ninguno supiera cómo terminarla.
Hugh rompió el silencio, mirándome directamente a los ojos con una leve sonrisa en los labios. —La verdad, la pasé muy bien esta noche... —Su tono era más bajo, casi susurrante. Entonces, agregó—: Y, por cierto... te ves muy linda esta noche.
Sentí cómo mi corazón dio un pequeño salto, y no pude evitar sonreír ante el comentario. Era esa manera suya, siempre lanzando algo sutil pero directo, dejándome en ese limbo de no saber si bromeaba o si hablaba en serio.
—¿Ah, sí? —respondí, levantando una ceja, intentando mantener la calma mientras me mordía ligeramente el labio. —Entonces, ¿al final sí era una cita?
Hugh soltó una risa suave y se acercó un poco más, aunque manteniendo las manos en sus bolsillos. —¿Qué crees tú? —preguntó, su mirada fija en la mía, dejando la pregunta flotando entre nosotros. La forma en que lo dijo, con esa mezcla de desafío y diversión, me hizo sentir un leve escalofrío.
—No sé Hugh... —respondí, juguetona, ladeando un poco la cabeza y encogiéndome de hombros. — Pues pensaba que no, como no lo habias dicho...
Hugh mantuvo su mirada en la mía, y su sonrisa se tornó más suave, casi cómplice. Dio un pequeño paso hacia mí, quedando lo suficientemente cerca como para que nuestras manos se rozaran. —Pues si... —dijo en voz baja, con esa seguridad suya—. Era una cita.
Su respuesta me tomó por sorpresa, y sentí mi respiración volverse un poco más pesada al notar lo cerca que estaba. Nuestras manos seguían rozándose sutilmente, como si la energía entre nosotros nos empujara a cruzar esa línea.
Sentí cómo el calor se extendía por mis mejillas. La sinceridad en su voz, el toque sutil de nuestras manos, todo contribuía a un momento cargado de algo más que palabras.
Hugh no dejó que el momento se desvaneciera. Lentamente, deslizó su mano hasta tomar la mía con firmeza, entrelazando nuestros dedos. Ese simple gesto hizo que mi corazón diera un vuelco. Sin decir nada más, me acercó un poco más hacia él, hasta que el espacio entre nosotros se desvaneció casi por completo.
—Te ves hermosa —repitió, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente clara para que cada palabra calara profundo.
Mis ojos no se apartaron de los suyos, y aunque mi mente me gritaba que debía decir algo, hacer algo, simplemente me quedé ahí, sintiendo su mano cálida sobre la mía y cómo el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse. Las luces de la calle, el sonido distante del tráfico, todo desapareció en ese instante.
Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración, y mis propios pensamientos empezaron a volverse un caos. Pero en ese caos había algo cierto: no quería que ese momento terminara.
Hugh sostuvo mi mirada por unos segundos más antes de inclinarse lentamente hacia mí. Apenas me dio tiempo de procesar lo que estaba sucediendo cuando sus labios rozaron los míos en un suave y sutil beso. No fue intenso ni apremiante, fue delicado, como si estuviera explorando la idea de lo que podría ser. Mi corazón se aceleró, y aunque el beso duró apenas un suspiro, dejó una sensación cálida que se expandió en mi pecho.
Cuando se apartó solo lo suficiente para mirarme de nuevo, una sonrisa juguetona apareció en sus labios. —No quería que esta cita terminara sin algo memorable, ¿no crees?
Mi respiración se entrecortó un poco, todavía sintiendo el cosquilleo de sus labios sobre los míos, y antes de poder decir nada, él añadió con una mirada traviesa: —Aunque, si lo prefieres, podríamos hacer esto más seguido. Solo dime cuándo.
Me quedé un segundo en silencio, tratando de procesar sus palabras y lo que acababa de pasar. Todavía sentía el calor en mis labios, y aunque mi corazón estaba latiendo a mil por hora, intenté mantener la compostura.
—¿Y si te digo que no necesito pensarlo? —le respondí, con una pequeña sonrisa, tratando de igualar su tono juguetón. Sentí que el rubor en mis mejillas se hacia mas intenso, pero no me importaba. Estaba cómoda en la cercanía entre nosotros.
Hugh soltó una risa baja, complacido con mi respuesta. Se tomó un momento para mirarme de nuevo antes de finalmente dar un paso atrás. —Entonces, lo tomaremos como un sí.
Con una última sonrisa, se giró hacia la calle. —Nos vemos mañana —dijo, mientras retrocedía unos pasos más, sus manos en los bolsillos de su abrigo. —Descansa bien, linda.
Y con eso, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la dirección opuesta, dejándome ahí, aún procesando la suavidad del beso, el calor de su cercanía, y la promesa tácita de que esto no era solo un encuentro casual.
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Me acuerdo de Gwen
Amazing Spider-Man (1963) #365 Stan Lee, Tom DeFalco (Escritores), John Romita Sr. (Dibujante)
— Mary Jane Watson: ¡Otra noche sin Peter! ¡Otra noche preguntándome si volveré a verlo! ¡La oscuridad me recuerda que nadie es inmortal! ¡Los recuerdos son lo único que permanece, como los que me arrastran al ayer… y a Gwen Stacy! ¡Qué preciosa era! ¡Qué pareja tan maravillosa hacían ella y Peter! ¡Esperaba que fuéramos amigos de por vida! ¡No todos los deseos se hacen realidad! ¡Fuimos tan jóvenes y felices! ¡Durante muy poco tiempo! ¿Por qué me vuelven los recuerdos como un torrente? Aquella noche, aquella fiesta… ¡Casi puedo oír la música otra vez! Hablaba como si no me importara. ¡Pero me habría cambiado por Gwen sin pensarlo! ¡Gwen lo tenía todo! Era guapa, lista, y tenía el mejor padre de la ciudad… ¡Y a Peter!
— Mary Jane Watson: ¡Pero la noche siguiente pasó algo que cambió nuestras vidas para siempre! Peter se columpió rápida y decididamente a la batalla… Deseoso de enfrentarse a la peor amenaza de Nueva York… ¡Sin imaginar qué horrendo sería el resultado! Ocurrió demasiado rápidamente, demasiado inesperadamente… ¡Un poderoso tentáculo destrozó una chimenea en una azotea! El padre de Gwen, dirigiendo a la policía en las calles, vio lo que había pasado… ¡El chico se salvó! ¡El hombre no tuvo tanta suerte! ¡Pobre Peter! No solo el padre de Gwen murió en sus brazos… ¡Sino que después del funeral todo su mundo se desmoronó!
— Mary Jane Watson: Cuando supe que su romance había hecho pum, supe que era la mía… ¡Fue entonces cuando hice lo último que me imaginaba! ¡Minutos después volvían a estar en brazos el uno del otro! ¡Prácticamente, le había entregado a Peter en bandeja de plata! ¡Sabía que hacer eso era una estupidez! ¿Entonces por qué me sentía tan bien? Hasta el día de hoy me alegro de haber ayudado a unirlos, aunque fuera por poco tiempo. Gwen era tan dulce, tan desinteresada, que merecía toda la felicidad posible… ¡Porque estaba destinada a acabar demasiado pronto trágicamente! ¡Aun después de tantos años, no soporto pensar en eso! ¡Durante una batalla con el Duende Verde, Spider-Man una vez más sufrió una dolorosa pérdida! Pero esta vez yo estaba allí para consolarle… y amarlo.
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LLAVE.
Estaba pensando que me estaba volviendo loca.
Me decia que todo estaba bien pero lo único que recibía era malo. Solo estaba proyectando distancia y enojos, algunos conmigo y otros con los que yo no tenía que ver en lo más mínimo peor, aún así decidia pegarme y hacerme cargo de ellos.
Y lo sé porque yo hago eso. Hice lo mismo durante mucho tiempo con muchas personas. Yo me molestaba por algo y no podía decir qué era y se daban cuenta de que algo no andaba bien, pero yo lo negaba.
Hasta que conocí a esa persona. Y no quise hacerlo más. Y me abrí como con nadie jamás.
Quería contarle todo, a veces era difícil, otras más fácil, pero después de tantos años lo estaba haciendo. Y quizás no era suficiente, pero lo estaba haciendo y me sentía con el corazón en la mano, completamente a merced suya.
Pero terminó, porque todo termina. Y después de que se fue, pensé mucho.
Sobre todo pensé en cómo me había tratado todo ese tiempo. Y me pregunté muchas veces porqué amaba... entonces sentí que todo en mi dejaba ir a todo aquello a lo que me había aferrado tanto tiempo. A todo eso que me había aferrado toda mi vida.
Y me di cuenta que no tenía una razón intelectual, no la necesitaba. Sólo sentía. Y siempre estuve conforme y feliz de que me haga sentir. Confiaba en mi, confiaba en mis sentimientos, en todo lo que sentía en cada mensaje, en todo lo que me provocaba en la piel cada mensaje y cada charla.
Por primera vez en mi vida no estaba intentando ser algo o alguien diferente a lo que soy; simplemente estaba fluyendo y me sentí libre por primera vez. Y la fuerza que provocaba en mi todo eso me hacía saber que ahí era donde tenía que estar. Como si pudiera sentir cada latido en mi cuerpo en esas charlas eternas.
Y solo esperaba una cosa... que pueda aceptar eso que era y todo eso que daba. Y parecía que podía aceptarme, pero en realidad no lo hacía.
A veces podía sentir el miedo que llevaba en su interior. Deseé mucho tiempo poder hacer algo para liberar esos miedos. Prioricé su sentir para que encuentre la calma, mientras que yo formaba una tormenta tan cruda e hiriente en mi, imposible de sostener. Pero solo pensaba en hacer todo a mi alcance para que no sienta soledad y sane.
Y con el tiempo ese miedo se hizo personal. Los papeles se invirtieron, y era yo la que recibía mentiras día a día, mientras seguía completamente entregada a todo eso que sentía. Y aún así seguía viendo su belleza. Seguía sintiendo como el primer día.
Seguía eligiendo sin dudar. Pero estaba sola. Me quedé sola.
Fue tan fácil como acomodar un poco lo que había desordenado, y que dejé de necesitarme, para volver a estar sola y rota. Y volver a lo que siempre fui. Una caja casi hermética. Sólo que ahora con sello personal de quién puede abrirla.
CosmosNea
#notas#frases#citas#escritos#caostalgia#textos#pensamientos#en tu orbita#amor#tristeza#cosmosnea#julio2023
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𝐘𝐨𝐮❜𝐫𝐞 𝐭𝐡𝐞 𝐨𝐧𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞 (Spanish request)
°•Solicitud especial para: @blaubeeren 💜🫂
Ninguna molestia, espero que te haga sentir al menos un poquito mejor, te quiero mucho
Has estado algo decaída últimamente. Te sientes con ganas de llorar y no te lo has impedido, las lágrimas escapan de tus ojos rodando sobre tus mejillas cuando nadie puede verte y te desahogas hasta dormir, esperando que mañana sea mejor.
Pero otra vez, esa sensación está ahi. No sabes ni siquiera cómo llamarla. Podrá ser ¿tristeza? ¿Soledad? ��Inseguridad? Hay algo en tu pecho que duele y se siente mal cuando te miras al espejo. Esa horrible sensación de sentirte sola incluso cuando estás rodeada de personas.
Te deshaces de la gente tan fácil, ha pasado un tiempo desde que tuviste un mejor amigo o amiga y ni hablar del amor. Ni siquiera sabías qué se sentía experimentarlo. Suspiraste soltando tu cabello, acabando otro día más antes de irte a la cama y colocarte ropa más cómoda para ir a dormir. El futón en la esquina de tu cuarto te esperaba gustosamente para envolverte en su suavidad y disipar tus penas.
Te habías metido debajo de las suaves sábanas cuando casi involuntariamente tus ojos ardieron, borrando la claridad de tu visión en medio de lágrimas que salían con desesperación. Tu pecho subía y bajaba entre sollozos entrecortados, ahogados con la tela que cubría tu boca intentado callarlos. Cerraste los ojos en busca de consuelo pero una mano sobre tu hombro se encargó de voltearte boca arriba y ver tus mejillas mojadas.
Lo primero que viste en su rostro fueron sus brillantes ojos amarillos dentro del oscuro manto de la noche invadiendo tu cuarto. No te sorprendió su presencia pues seguro había entrado por la ventana como suele hacer siempre, si no que de cierta forma, te había encontrado llorando, frágil y vulnerable. Eso era nuevo.
Tus ojos estaban abiertos, tus pestañas húmedas pegándose entre sí mientras él te observaba con algo de incredulidad dibujada en sus facciones.
—¿Estás llorando? —él sabía que lo estabas, fue más bien una pregunta para sí mismo. Sorprendido de cierta forma porque nunca antes te había visto hacerlo.
No sabías que hacer, habías sido atrapada y por la persona que menos esperabas. Tus mejillas se tiñeron de rosa al no saber qué hacer o cómo reaccionar. Lentamente te sentaste entre las cobijas arreglándote el cabello e inhalaste con fuerza, evitando verlo a los ojos. Él ya no era humano, habían pasado siglos desde eso pero sabía mejor que nadie el pesar del dolor mental. El rechazo, la soledad y las cosas que dolían más que una herida física.
Gyutaro tenía dentro del pecho una inusual necesidad de consolarte, de hacer que dejaras de llorar al igual que lo hace con su hermana. Su mano fue hacia tu cabeza y dió un par de palmadas en ella, tratando de ser cuidadoso pero aún así sintiendo la torpeza de sus movimientos en su tacto pesado. El pequeño gesto llenó tu corazón de mil emociones haciendo inevitablemente que te derrumbaras frente a él.
Su pecho fue tu resguardo, aferrando tus manos a los huesos de su columna en un abrazo desesperado mientras tus lágrimas dejaban trazos cálidos por su piel mientras hacia todo lo posible por sostenerte entre sus brazos, sin saber que decir. Era muy malo con las palabras. Sus ojos miraron vagamente hacia el techo y sus manos acariciaron tu espalda tratando de brindarte confort y refugio. Eras el único ser humano en la Tierra que le importaba.
—Shh...ya. Todo estará bien, ya verás
Su naturaleza demoniaca le quitaba de la mente cualquier palabra de consuelo para dedicarte pero sus brazos no te soltarían hasta que tú lo quisieras, asi él tuviera que estar ahí hasta el amanecer, hasta que llegara el sol y le hiciera escapar antes de poder ser calcinado.
Pasaron algunos minutos desde que te acomodaste en su fuerte agarre, inconscientemente, el demonio de alta estatura se movía despacio de adelante hacia atrás en un suave arrullo a tu cuerpo para brindarte una sensación de seguridad hasta que dejaste de llorar. Tus sollozos pasaron y luego de un rato, su ronca voz en casi un murmullo resonó en su pecho contra tu oreja.
—¿Quieres hablar?
Cerraste los ojos rendida, era tan dulce de su parte hacer esa pregunta. Querías abrazarlo eternamente perl elegiste romper un poco la distancia entre ustedes dos y alejarte solo lo suficiente para mirarlo a los ojos. Tus mejillas brillaban bajo la luz de la luna donde habían estado corriendo todas tus lágrimas.
—Quiero pero...no lo sé. Es difícil
—Entonces no lo hagas —su tono era seco, pero para nada grosero. A diferencia de otras veces.
Sus dedos largos fueron hacia tu cabello para acomodar uno de tus mechones detrás de tu oreja sin despegar sus ojos de tí, admirando mentalmente toda tu belleza. Ambas manos se quedaron sobre tus hombros, acomodando tu ropa o simplemente para tocar la calidez de tu piel debajo de la tela.
Un suspiro soltó sus labios, entreabriéndolos dejandote ver sus afilados y peligrosos dientes pero las palabras se quedaron ahí, volviendo a cerrar la boca, aparentemente arrepentido de lo que pudo haber dicho, prefiriendo callar y admirarte.
—Sabes que mientras yo este aquí jamás vas a estar sola...
Una frase cliché tal vez pero para tí, fue lo más hermoso que pudiste haber escuchado en este momento. Mucho más viniendo de él. Todo era más importante cuando venía de él.
Su rostro estuvo sobre el tuyo en un instante, demasiado rápido como para poder notarlo, acunando tus mejillas en sus manos cuando decidió dejar un beso lento y casto sobre tu frente, solo para bajar hacia tu naríz y depositar otro ahí, luego uno en tu mejilla derecha y otro en la izquierda, llenando tu rostro de suaves besos sintiendo un leve temblor de nerviosismo en sus labios humedeciéndose en los rastros de tus lágrimas a medio secar dejándote llevar mientras cerrabas los ojos.
—Eso es todo lo que necesito... —tu voz casi un suspiro.
—¿Entonces era afecto lo que querías?
—...a tí. Tú eres todo lo que necesito —sus ojos se abrieron ante tu declaración.
Te observó detenidamente sin moverse, seguías sin abrir los ojos y en su lugar cubriste ambas de sus manos con las tuyas para mantener sus palmas contra tus mejillas y acercarlo a tí, sentirlo que estaba ahí.
Se acercó por instinto, como si todo tu ser fuera su única fuente de vida, sentiste solo por el tacto la cercanía a la que estaba cuando su respiración chocó con la tuya y su frente se dejaba caer sobre la tuya.
—Me alegra que sientas lo mismo...
Los labios de Gyutaro buscaban necesitadamente los tuyos, un deseo inmenso creció por su pecho cuando estuvo sobre ellos, queriendo quedarse para siempre y jamás soltarlos mientras te tomaba con calidez para tratar de llenar toda tu alma de amor asi como tú habías hecho con la suya.
"ᴱᵛᵉʳʸᵗʰⁱⁿᵍ ⁱᵗ'ˢ ʷʳᵒⁿᵍ ᵇᵘᵗ ⁱᵗ'ˢ ᵃˡʳⁱᵍʰᵗ⸴ ʸᵒᵘ'ʳᵉ ᵗʰᵉ ᵒⁿˡʸ ᵍᵒᵒᵈ ᵗʰⁱⁿᵍ ⁱⁿ ᵐʸ ˡⁱᶠᵉ‧"
°•Song Inspo: You're the only good thing in my life - Cigarettes After Sex (la canción es medio romántica/nostalgicona, no la busques si estás triste plox)
#gyutaro x reader#gyutaro shabana#gyutaro#kimetsu no yaiba#demon slayer#demon slayer x reader#kimetsu no yaiba x reader
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"Ecos de la magia" parte 1 | Reivor, campeón de los océanos.
Reivor era el nombre de aquel joven perteneciente al reino de los monstruos.
Tenía apenas 19 años cuando su madre y hermana mayor fueron arrastradas a las profundidades del océano por aquellas criaturas de las cuales solo se pensaba que eran leyendas… "Las Sirenas".
Él las vio con sus propios ojos, y por más que suplico por ayuda, nadie en su reino le creyó, lo tomaron solo por un loco.
Las sirenas no existen, el rey de los monstruos, aquel más sabio y más antiguo, aquel que conoce todo de cada una de las especies que entran en la categoría de "monstruos" en el mundo, desmiente la sola idea de la existencia de estas.
Era inútil, no tenía evidencia alguna de lo sucedido, solo su palabra, que ante la palabra del rey, no tenía ningún valor.
Las había perdido a ambas, se marcharon.
No había forma de que aquel débil joven pudiera llegar a las profundidades del océano, y poder tomar venganza de aquellas sirenas que se llevaron a su familia.
Meses pasaban, y el dolor no cesaba. La mente del joven se llenaba de dudas…
¿Por qué aquellas sirenas eligieron llevarse a su familia?
¿Con qué propósito?
¿Qué hicieron con ellas?
Era imposible para el joven Reivor seguir adelante, ignorando su perdida, tenía que hacer algo por aquellas mujeres a las que quiso con todo el alma, y se juró a sí mismo, que tomaría venganza.
Reivor paso las siguientes noches orando en nombre aquella única persona que podría ayudarlo…
Khalil, divinidad de los océanos.
Con fervor, suplicaba en sus oraciones que la divinidad le brindara su ayuda para tomar venganza de las sirenas, daría su alma a la divinidad si era necesario.
Una noche, cuando Reivor dormía, una luz cálida invadió la habitación en la que se encontraba el joven monstruo.
Cuando este abrió los ojos, logro encontrar la fuente de esta luz celestial.
Ante él, estaba la reina Khalil, divinidad de los océanos.
Reina de belleza incomparable, con un porte fuerte y firme.
Reivor quedo fascinado ante la presencia de tan hermoso ser, que por más que intentara hablar, no encontraba la voz para decir algo.
La reina Khalil le hizo saber al joven monstruo que había escuchado cada una de las oraciones que hizo a su nombre, sabía el porqué esperaba por ella con tanto empeño.
Reivor tomo el valor, y finalmente su voz se manifestó en la habitación.
El joven monstruo le suplico a la reina que le brindara su poder para poder vengarse de aquellas sirenas que se llevaron a su familia, y si lo ayuda a cumplir su propósito, a cambio, daría el resto de su vida a servirle lealmente sin queja alguna.
La divinidad tomo unos segundos, y luego hablo...
"Lo que eres ahora no me sirve"
"Tener a alguien insignificante como tú a mi lado no es un trato justo para mí"
Dijo la reina sin ninguna pizca de tacto.
Reivor se quedó callado ante tal cruel respuesta de la reina, su mente estaba lleno de dudas, ¿sería acaso que no podría contar con ella tampoco?
¿Dar el resto de su vida no era suficiente sacrificio para lo que pedía?
Fue entonces, que la reina diría algo que cambiaria la vida de Reivor para siempre.
"Vendrás conmigo a mi reino, y en el, te enseñaré lo necesario para convertirte en un guerrero capaz de acabar con cualquier maldad que se interponga en tu camino. Serás capaz de usar la fuerza del océano a tu merced, y solo así, podrás acabar con aquellas bestias que arrebataron la vida de tu madre y hermana. Te volveré un cazador de sirenas. Valientes héroes en todo el mundo sabrán quien eres y te respetaran. Solo así, es como consideraré justo nuestro trato."
La reina cumplió su palabra, por años, entreno al joven monstruo, lo lleno del conocimiento y la determinación necesarios para volverlo en un divino campeón.
Reivor, por más que sufrió, no se rendiría, pues sabia que la única manera de combatir a las sirenas era volviéndose en el guerrero que describió la reina Khalil.
Tras una década, Reivor se había convertido en un guerrero por completo, con una fuerza descomunal, estratégico, y gracias a la bendición de la reina, poseía un poder divino que le permitiría tener un dominio asombroso del agua.
Reivor estaba listo para luchar contra las sirenas, finalmente podría tomar venganza. Aquellas sirenas que se llevaron a su familia ya no era suficiente para Reivor, él decapitaría con sus propias manos a la reina sirena, y solo así, con la derrota su líder, es como Reivor podría vivir en paz.
Fue entonces, que se dedicó a viajar por las profundidades de los océanos, eliminando a toda sirena que se encontrara en su camino.
Con el pasar del tiempo, Reivor cazaría un número gigantesco de sirenas, pero por más que lo intentara, no habría ninguna sirena que confesara la ubicación de su reino, y en este, la ubicación de la reina sirena.
Pero esto no detendría a Reivor de seguir buscando, se había prometido que tendría la cabeza de la reina sirena, y no descansaría hasta obtenerlo.
La reina Khalil estaba orgullosa del guerrero que había creado, sin falta bendecía con su poder divino las armas de su más valiente campeón.
Reivor y la reina Khalil pasaban tiempo juntos en los jardines del palacio, Reivor le hacía saber todo lo que descubría del océano y las sirenas, y Khalil escuchaba atentamente los hallazgos de su más leal guerrero.
Pocos eran los seres que se ganaban el cariño de la reina, y Reivor se había convertido en uno de ellos.
Reivor no solo admiraba y agradecía todo lo que la reina había hecho por él, sino que los años compartidos con la reina le hicieron quedar perdidamente enamorado de ella.
Su nombre era conocido en todos los reinos, y los pretendientes no tardaron en llegar en la vida de Reivor, pero este rechazaba a cada uno de estos, pues su corazón solo le pertenecía a la reina Khalil, y por más imposible que sonara, no perdía la esperanza de que la reina correspondiera a sus sentimientos algún día.
Un día, Reivor se embarcaba en un viaje más por las profundidades del océano en busca de sirenas a las que cazar, y todo parecía normal. Reivor ya había cazado una cantidad considerable de sirenas, y la hora de marcharse a casa estaba por llegar, pero sin que Reivor lo supiera, estaba a punto de vivir un suceso que cambiaria todo.
Desde lejos, Reivor pudo escuchar un hermoso canto que llamo su atención al instante.
Fue entonces que Reivor fue invadido por una profunda curiosidad...¿Quién sería la dueña de aquella voz tan hermosa?
Y así, fue como Reivor tomo la decisión de dirigirse aún más profundo en el océano, mismo lugar donde parecía provenir la voz.
El frío empezaba a hacerse presente, y la ausencia de cualquier criatura marina era evidente, a pesar de esto, Reivor nado a lo más profundo, pues aquel hermoso canto, parecía estar más cerca.
Finalmente, a pesar de tanta oscuridad, Reivor logro ver algo…
En una gigantesca roca, sentada estaba una hermosa mujer, cuyo cuerpo apenas era cubierto por su larga cabellera roja.
De ella provenía aquel hermoso canto que atrajo al valiente guerrero, quien quedo sin palabras ante tan preciosa mujer, pues su belleza, podía ser comparada incluso con el de la reina Khalil.
No fue hasta que aquella desconocida mujer, noto la presencia de aquel hombre que la miraba sin parar, y la mujer, fuera de parar su canto, siguió con gran euforia, casi como si el canto, fuera únicamente para bendecir los oídos de aquel caballero.
Tras ello, Reivor no pudo evitar acercarse más a aquella mujer quien lo invitaba a estar cada vez más cerca de ella, y al estar frente a ella, la hermosa dama toco su rostro con ternura.
No fue hasta que la hermosa mujer se acercó a Reivor con la intención de besarlo, que el conocido caballero se alejó de ella, pues a pesar de ser esta muy atractiva, la reina Khalil era la única mujer en su corazón.
El rechazo, hizo enfurecer a aquella hermosa mujer, cuyos celestiales cantos, pasaron a ser desgarradores y cada vez más fuertes.
Reivor, por más que intentaba cubrir sus oídos, aun podía escuchar la desgarradora voz de la mujer, penetrando sus oídos sin más.
El ruido era tal, que el cuerpo del caballero permanecía inmóvil, incapaz de defenderse de la mujer de los océanos.
Reivor no lo sabía, pero aquella mujer era la temible reina sirena que ha buscado durante años, y con sus cantos, no hizo más que atraer a Reivor en su trampa.
Sus tormentosos cantos llevaban consigo una maldición que caería en todo aquel que la escuchara.
Reivor lograba ver como su cuerpo cambiaba de forma a algo completamente espantoso, y tras no soportar más, cayo inconsciente ante los cantos de la reina sirena.
Mientras, la reina Khalil esperaba la llegada de su más fiel guerrero, y tras caer la noche, fue entonces que la preocupación de la reina se hizo presente, ordeno al resto de sus guerreras a que buscaran en todo el océano hasta encontrar a Reivor.
Las búsquedas se extendieron por semanas, hasta meses, y por más que se buscara, no había rastro alguno de él, es como si aquel caballero se haya convertido en nada más que espuma de mar.
Cuando las cosas no parecían ser peores para la reina Khalil, del gran océano se hizo presente una criatura de un tamaño descomunal.
De afiladas garras y unos ojos que podían convertir en diamante a todo aquel que lo mirara fijamente.
Los habitantes del reino huían atemorizados ante aquella gigantesca amenaza, hasta que la reina, sin una pizca de miedo, tomo sus armas y se propuso a derrotar a aquella bestia marina que amenazaba a su reino.
Durante la pelea, la reina lucho con coraje y estrategia, digno del espíritu guerrero por el cual es conocida en todo el mundo.
La bestia marina se rendía cada vez más ante la fuerza divina de la semidiosa de los océanos, y cuando esta estaba por dar su golpe de gracia, la bestia marina, como último recurso, miro directamente a los ojos de la divinidad, al parecer con la intención de convertirla en diamante como al resto, pero esto, no funciono en absoluto.
El poder divino de la semidiosa la hacía inmune al poder de los ojos de aquella bestia.
Todos miraban detenidamente la escena, nadie quería perder de vista el golpe de gracia de la reina que acabaría con aquella criatura… Pero entonces, algo ocurrió…
La reina dejó caer sus armas sin razón aparente, y fuera de dar su golpe de gracia, lágrimas empezaron a caer de las mejillas de la divinidad.
Todos miraban confundidos, ¿será acaso que los ojos de la bestia marina surgieron algún efecto maligno en la reina?
¿Por qué dejaría caer sus armas quedando expuesta ante la bestia marina?
A pesar de tan confusa escena, finalmente todos en el reino entendieron el motivo por el cual la reina lloraba con rotundo dolor.
Aquella bestia marina era Reivor, aquel noble caballero del que la reina se sentía orgullosa.
Al mirar a sus ojos, fue como la reina logro reconocer a su valiente campeón de esa bestial criatura marina.
Reivor había tomado esa forma física tras una cruel maldición proveniente de los cantos de la reina sirena, pues para la reina Khalil, no era el primer caso que veía en el que un ser inocente era convertido en una bestia marina por el poder de la reina sirena.
Dentro de aquella bestia marina estaba aún el alma de Reivor, pero para la reina Khalil, era imposible romper el hechizo de la reina sirena.
La reina Khalil tomo la decisión de no matar a aquella bestia marina, sin embargo, de su sangre, crearía unas cadenas sagradas que mantendrían a aquella bestia divina encerrada en las profundidades del océano, las cadenas que lo mantendrían encerrado solo podrían ser rotas por alguien que comparta la misma sangre que la semidiosa de los océanos.
Tiempo paso desde aquel suceso, y por órdenes de la reina, una estatua en nombre del guerrero Reivor fue construida en la entrada del reino, bajo el nombre de "Reivor, campeón de los océanos".
Todos los Rhubelyes llevan ofrendas en nombre del campeón de los océanos, oraciones a su nombre se hacen, y todos tienen la esperanza de que algún día, la maldición se romperá, y su valiente guerrero volverá.
#Ecos de la Magia#parte 1#Reivor#Campeón de los océanos#Khalil#Sirenas#Reina Sirena#Supongo que Ecos de la Magia será el nombre a esta saga de historias#Hay muchas historias extras que me gustaría contar ya que no se contaran del todo en los comics...#Y la primera quería que fuera esta#Ya que normalmente no suelo concentrarme mucho en la reina Khalil#Por lo que decidí contar una historia donde esta estuviera involucrada...
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The bride who survived || Laito Sakamaki
Era la primera vez que se sentía cazado. Realmente perseguido. Ahora caminaba apresurado por una calle vacía en medio de la madrugada, paranoico e inquieto. No dejaba de mirar hacia los lados, hacia arriba, entre las copas de los árboles.
Ella debía estar muerta. Y de alguna manera se las había arreglado para regresar a arruinarle la vida.
Todo inicio en el momento en que los familiares de Laito comenzaron a aparecer degollados y con el pecho abierto. Uno por uno, aquellos familiares fueron asesinados por alguien astuto y escurridizo. Pensó en crear más familiares pese a lo complicado que era, pero incluso éstos aparecían muertos pocos días después. Tal fue la magnitud del asunto que el vampiro terminó quedándose sin familiares.
Se quejó con sus hermanos y éstos le dijeron que probablemente había hecho enfadar a alguna mujer del Makai y que ahora ella se estaba desquitando con él. Pero luego comenzó a verla en todas partes… aquella novia que había sido tan insignificante para él, ahora aparecía a donde fuera que estuviera: siempre en el rabillo del ojo, siempre quieta y mirándolo sin vida alguna.
Apenas podía sentir su presencia.
Ella era claramente un vampiro mestizo y débil, pero mierda, era increíblemente astuta. Se escondía entre las sombras, aparecía atrás de él en cada reflejo, en cada esquina o escondida detrás de muebles y árboles.
Fue molesto. El vampiro incluso llegó a intentar atacarla, pero ella parecía tener la habilidad de un jodido fantasma, y desaparecía tan repentinamente como había aparecido.
Y luego, les siguieron las muertes.
Mujer en la que Laito ponía los ojos, mujer que moría. El tipo ni siquiera podía hacer nada, era como si ya no pudiese mirar a nadie porque resultaba de por sí una sentencia de muerte. Las chicas con las que Laito coqueteaba en la academia tenían accidentes misteriosos: caían por las escaleras y se rompían el cuello, aparecían en los baños con heridas en las muñecas como si fuera un suicidio, se caían de la terraza de la escuela…
Y él no podía hacer nada. Porque aquella zorra era una maldita genia. No cometía sus crímenes cuando Laito se los esperaba, los cometía cuando estaba con la guardia baja.
Por eso dejó de coquetear con estudiantes y buscó alivio en mujeres desconocidas de bares y clubes. Y funcionó un tiempo hasta que el patrón volvió a repetirse: sus intereses de una noche aparecían muertas en los baños como si hubieran sido atacadas, o simplemente desaparecían.
Y cuando ella cometía esos crímenes, hacía acto de presencia ente los ojos asustados de Laito, agazapada entre la gente que ni siquiera podía verla… solamente él sabía lo que ella hacía y el por qué lo hacía.
Y supo muy bien que no se detendría hasta hacerlo perder la cabeza, tal como Sakamaki Laito lo había hecho con ella.
Lo haría sentir inquieto. Lo haría sentir asustado. Perseguido y, finalmente, cazado.
No, por supuesto que ella no pararía. Porque había aprendido del mejor cómo torturar a alguien psicológicamente hasta el punto del quiebre. Y él sería su primera y única víctima.
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3 𝙙𝙚 𝙤𝙘𝙩𝙪𝙗𝙧𝙚 𝙙𝙚𝙡 2023 4:18 𝙖𝙢
𝙇. 𝙀. 𝘿. 𝙎..
Gracias por a ver llegado a mi vida cuando no lo esperaba, yo decía que no iba a enamorarme & lo hice como jamás lo había vuelto hacer fueron muchas alta & bajas fuiste mi primera vez en muchas cosas, Perdón por no a ver sido la novia que tu hubieses querido, si cometí errores & si no lo hubiera hecho aún estuviéramos juntos, lamento todo lo malo que te hice pasar, se que con un mil de perdones no voy a regresar el tiempo pero fuiste lo más bonito que me pasó en la vida esos 6 meses & poquito más que estuvimos juntos para mi fue lo mejor
No te guardo rencor ni mucho menos odió como hacerlo si aún te quiero & te amo pero yo se que tu a mi ya no & lo entiendo yo misma te aleje de mi, cumple tus planes que de todo corazón te vaya muy bien, no tengas ataques de ira, habla lo que sientes no te lo guardes no es bueno.
También es válido llorar si te llegas a sentir que ya no puedes más.. Gracias por estar en los momentos donde más te necesite Muchas gracias.... Trata de ser mejor persona se que lo eres.
Siempre llevaré los momentos bonitos en mi corazón,
Te dejo ir porque tu ya lo hiciste conmigo cambie por ti & no quisiste ver no quisiste darme otra oportunidad de muchas que ya me habías dado se que te cansaste..... Yo si te quería de verdad, yo si quería que fueras tu. Te vuelvo a pedir perdón & a darte las gracias por todo lo que hiciste por mi tus regaños, tus consejos todo lo tomaré en cuenta ya es hora de dejar que te marche aunque me es difícil porque no quiero pero es lo mejor para mi así y año me torturo más Asia no me hago daño me enfocare en este tiempo mi hija, en mis estudios & en salir adelante seguiré con nuestros planes que teníamos en mente pero de lejitos & cada quien por su lado gracias por enseñarme lo bonito que es amar aunque ya no seas mío come bien, Ponte suéter, controla tus ataques de ira, no te enojes por razones que no tienen sentido, Espero & te apoye en todo & este contigo en buenas, malas & peores como lo hice contigo mucha suerte en todo espero que todos los planes que tienes en mente se cumplan adios se feliz.....
Te agradezco todo lo bonito que vivimos juntos aprendí mucho de ti, veo que tienes otras prioridades e incluso ya otros intereses & aunque me duela te tengo que dejar ir aún que aún sienta cosas por ti & te quiera primero estoy yo & me quiero yo espero que todas tus metas las cumplas que con lo del Suchi te vaya muy bien en el trabajo pues sólo llevar la fiesta en paz te deceo lo mejor tenía tiempo de no enamorarme así como lo hice contigo no se que sientes es verdad no me lo dices como yo puedo saber verdad te perdí por errores míos & viviré lo que tenga que vivir con eso, esta es la última carta que te escribo te deceo lo mejor siempre cuidate mucho
El hecho de qué te extrañe & te quiera a mi lado de vuelta no va a cambiar nada de la decisión que tu tomaste, si yo aún todavía siento cosas por tí & no se si el sentimiento aún sea recíproco necesito sanar yo muchas cosas para bien mio & solo mio soy muy sentimental si lloro por todo, contigo sentí algo que con nadie más lo había sentido
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UN NUEVO COMIENZO (Historia male possession)
Yo era un hombre retirado, tenía años que no sentía ninguna motivación pero recientemente limpiándolo el sótano de la casa de mis padres encontré un extraño baúl en el cual habían muchos libros de ocultismo y brujería, me interesó bastante uno donde explicaba un embrujo que permitía poseer un cuerpo permanente, empecé a leer más sobre el tema ya que estaba aburrido de esta vida monótona y solitaria
Me miré al espejo y me odiaba realmente quería un cambio de vida, así que empecé a leer cada vez más los libros que había encontrado en casa de mis padres, cuando eran aproximadamente las 9 de la noche decidí tomar un descanso y encender el televisor para ver las noticias y ver que ocurría en la ciudad, ahí fue cuando lo vi, dios no puedo describir lo que realmente sentí en ese momento.
Eran el presentador de noticias locales Mario, era realmente guapo así que puse mis ojos en el, decidí en ese momento que él era el tipo de persona que quería ser, por lo que esa misma noche puse mi plan en marcha no podía perder más tiempo, era ahora o nunca.
Después de tanto leer enconte un buen conjuro el cual decía que si quería transportar mi alma a otro cuerpo recipiente primero tendría que tomar un líquido que claramente preparé, cuando termine de tomarlo sentí como si algo se desprenderá de mi, no le tome importancia y me decepcionó esto no funcionó, o eso creía, me dirigí a mi habitación solitaria y fría, rendido me acosté listo para despertar al día siguiente y afrontar otro miserable día en mi cuerpo.
Aproximadamente a las 5 de la madrugada desperté y me empecé a estremecer esto era doloroso pero a la vez excitante no podía describir lo que sentía todo mi cuerpo se desprendía de mi, hasta que todo paro por qué de un momento a otro estaba afuera de mi, viendo mi cuerpo solitario en la cama sin nadie dentro, cuando cerré los ojos y creía que era un sueño volví a la realidad y de pronto estaba en un camerino, de una televisora, cuando abrieron la puerta, lo vi era el, Mario estaba solo y no me podía ver, aquí fue la oportunidad
Cuando se sentó en una silla de ahí a ver los mensajes de su teléfono decidí aprovechar y me convertí en una especie de alma y me introduci por su boca, él empezó a gemir del dolor que sentía al yo entrar en su cuerpo, esto era insoportable para el, gemía demasiado en ese ajustado traje gris , cuando por fin todo terminó, abrí los ojos y Dios todo había funcionado era Mario, por fin era el no lo podía creer.
Me quite el traje no soportaba esa presión, encendí su teléfono para verme y aquí está el, ese reflejo era mío, su cuerpo se estremeció y de pronto sentí un bulto en la entrepierna, el estaba realmente dotado y sabía que no lo iba a desaprovechar esto era increíble, pero tuve que controlarme ya que ahora era el y tenía que presentar el noticiero por lo que me puse mi traje y salí a el foro de noticias, esto fue una experiencia muy excitante.
Ahí estaba yo sentado listo para presentar el noticiero y para ser mi primera vez haciendo esto no lo hice nada mal, parece que mi suerte esta cambiando, no me arrepiento en haber hecho esto.
Cuando mi trabajo terminó me dirigí al departamento de Mario, esta noche me esperaba algo maravilloso.
Me cambié de ropa a algo más casual, su departamento era cálido y muy lujoso, nada comparado a la horrible vivienda en la que vivía, yo siempre fui gay pero no lo admití asi que Mario serás una estrella en el bar gay al que iremos en Ciudad de México, no puedo esperar las nuevas experiencias que vivirás. Este cuerpo es precioso no paro de mirar mi entrepierna y ese maravilloso bulto que ahora es mío.
Aquí estoy viviendo mi vida al máximo como Mario, el poseer su cuerpo fue la mejor decisión que tome en mi vida,cada día en el es mejor que el pasado
No paro de masturbarme por las noches cuando salgo de trabajar con ese traje y esos calcetines de seda que me pongo, jamás creía que esto se hubiera hecho realidad así que ahora creo más que nunca en que los milagros si existen, si no quien más que ese libro me hubiera dado la clave de la felicidad.
Eso fue todo se me hace tarde y tengo un encuentro gay por la aplicación de grindr.......
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Hice este fanfic drabble para este día 31, nunca había escrito yandere así que no sé si hice un buen trabajo.
Advertencias: Yandere Alucard Tepes x Reader femenino. No acepto o consiento cualquier comportamiento dañino, obsesivo y/o posesivo cualquier otro. Esto es sólo una ficción.
Sinópsis: Después de acabar con su padre, Alucard se había quedado solo, Trevor y Sypha tomaron sus caminos, quedando él solo en su frío castillo, hasta que decidió salir al pueblo más cercano y te vio.
La mujer que se volvería su más dulce compañía.
.
.
“Por favor, Alucard, déjame ir”
Alucard no había pensado que amar a alguien más podía cambiarlo, era como un poder más fuerte que todo lo que existiera. El sentimiento de amor era más que solo palabras bonitas.
Él esperaba hacer de su castillo su tumba, la vida parecía quitarle todo lo que se le atravesaba, ya no sonreía, no había colores y brillo, no había vida en sus ojos, era solo un cuerpo vacío. Como un fantasma. Se había quedado solo, Trevor y Sypha tomaron sus caminos. Él debía de hacer una nueva vida, pero no se sentía con la energía para hacer algo, no tenía a nada y nadie. No tenía compañía.
Pero fue cuando salió del castillo y decidió ir al pueblo cercano en busca de provisiones y también para alejarse, aunque fuera un rato, de las sombras que lo volvían loco, cuando te conoció por primera vez.
Tu entusiasmo y forma de ver la vida, a pesar de que había sido amenazada por Drácula, le llamó la atención, le hizo recordar a su madre. Fue extraño para él, pero quería volver a verte, decidió que tomaría como excusa ir al pueblo por comida, a pesar de que su alacena estaba llena, él solo quería verte.
Te habías quedado sorprendida cuando lo conociste, no pensaste que algún día conocerías a un Damphir, al hijo de Drácula. Alucard te atrajo con su belleza, su rubio cabello, esos ojos brillantes y su calidez. Pero nunca pensaste que lograrías enamorarlo, que serías la obsesión de alguien sobrenatural como él.
Quería tenerte para él solo, llevarte a su castillo y mimarte y cuidarte de todo lo que te lastimara, quería tu amor solo para él. Y por las noches, quería tenerte debajo de él.
“Te traje algo delicioso” Ignoró tu súplica anterior, puso la charola de plata sobre la mesa de noche de esa habitación que se volvió tu prisión.
Miraste la comida que te había preparado, sonreíste sin ánimos, por el olor de la carne y la fruta picada supiste que estaba muy bien cocinada, después de todo, Alucard sabía cocinar.
" Quiero ir a casa, Alucard"
"Adrian" Te corrigió él, desde que te había llevado a su castillo te había pedido que lo comenzaras a llamar por su nombre real.
"... Adrian, llévame a casa." Volviste a decir, esta vez con su nombre.
"Estás en casa, mi amor." Él sonrió con extremado amor.
Te estremeciste ante su mirada de amor extremo y desmedido. Comprendiste que él había perdido a su madre por la ignorancia de la iglesia, que su papá había perdido la cabeza en cuanto su esposa murió, lo comprendiste al pie de la letra y te compadeciste de él, era un joven que perdió a su familia y que estaba solo, quisiste darle tu amistad, solo eso querías, no que llegara al punto de llevarte a su castillo para nunca dejarte salir y pedirte que le amaras como él lo hacía.
"¡¿Qué haces?!" Exclamaste sorprendida, Alucard te había besado.
"Dejaste de hablar y quería saber si estabas bien." Alucard se rió por tu sobresalto. Se lamió los labios, como si hubiera probado la más dulce miel.
"... Y ahora quiero otro beso más."
Sus ojos brillaron, y fue ahí donde te diste cuenta que nunca te dejaría ir de su lado.
Que te volverías su más dulce compañía.
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Recostada en la cama 🕷️
extrañas a tu novio
w/c: 914
pairing: novio!miguel x latina!reader
tags: 18+ smut. relación establecida, esperándolo, nunca llega (todos los hombres son mentirosos), no tenías paciencia, masturbandote, pensando en el, al fin llegó
notes: tested out my abilities of writing smut in spanish! in all spanish 🫣 no translations! (Sorry!) This is for the prolly 3 latina readers out here <3 espero que les guste! (disculpen los errores es mi primer ves escribiendo smut💀)
Estabas esperando a Miguel, que te dijo que iba poder llegar a la casa temprano.
Pues te miento.
Ya tenías tres horas esperándolo y te hartaste. Estabas esperando casi todo el día para al fin estar con el. Tener más tiempo con el. Para que este arriba de ti.
Y nomás para nada.
Pero no se te fue las ganas de tocarte. Y menos por todas las casas que tenías en mente que te iba hacer Miguel. O que quisiste hacer con el.
Te querías sentar en su cara, o estar entre sus piernas pero ni modo no pasó.
Ahora estabas arrastrando tus manos en tu cuerpo lentamente para jugar con tu mente. Casi como lo haría Miguel.
Con tus ojos cerrados, abres tus piernas pero nomás arrastrando tu pecho y cuello. Imaginándote que es Miguel que te está tocando.
Tanto que extrañabas sus caricias, como se sentían sus manos en tu piel. Ya tienes semanas que no te ha tocado. Lo extrañas tanto.
Extrañas como te toca, como te da placer. Necesitas sus manos, dedos, boca. Tanto que lo necesitas que ya sentías lo mojada que estabas entre tus calzones.
Moviste tu mano derecha hacia tu panza, bajando a tus muslos y luego tocando la tela de tu calzón. Sentías que rápido latía tu corazón en anticipación y qué tal ves Miguel podía llegar en cualquier segundo.
Todavía tenías un poco de esperanza que iba llegar y meterse sus dedos en donde tanto lo necesitas. Bajas tu mano más y al fin empiezas a frotar círculos a tu clítoris. Muerdes tu labio para no hacer ruedo y mueves tus dedos más rápido.
Uña ves que no va llegar.
Y lo tanto que estabas lista para el. Lo mojada que te dejo sin tocarte ni un pelo.
"Miguel." Gemiste y levantaste la cadera para arriba, obteniendo más fricción en tu clit.
Te lo imaginaste acostado un lado tuyo, con una mano entre tus piernas, dándote besos en tu cuello, y diciéndote que buena eres para el. Que tanto te extrañaba también. Que tanto te necesitaba como tu a él.
Te quitas la mano y rápidamente te sacas el calzón y lo avientas al piso.
Regresan tus dedos a tu clit, ya tan mojada como esperabas. Mueves tus dedos abajo para sentir lo de más de tus mojadas, y era mucho más que pensaste.
Ya no tenías paciencia entonces empezaste a meter un dedo adentro de ti, pero luego solo metiste el segundo dedo, uña ves.
Te los metiste hasta adentro y más gemidos salen de tu boca. Se sentía tan rico.
Pero no como los dedos de Miguel. Los de él te llenan completamente, tan increíble que se sienten.
Pero por ahorita los tuyos eran tu única opción.
"Mm Miguel- cuanto te extraño-" casi lloras y mueves tus dedos, despacito por unos segundos antes de moverlas rápido.
El cuarto estaba callado, excepto con los ruedos de lo tanto que estabas mojada pensando en tu novio.
Pobrecita, nadie te podía culpar. Y menos porque Miguel te dijo lo tanto que te iba hacer. Las tantas veces que te iba dar orgasmos.
Ahora te los tienes que dar a ti misma.
Y tal ves no tantos, no quieres estar despierta cuando si llegue en caso si te enojas con el, que era lo más probable.
Te imaginabas su cuerpo arriba de ti, lo tanto que te gusta cuando está así. Que guapo se ve cada ves que te folla en esa posición.
Lo bonito, sexy que se escuchan sus gemidos.
Tanto suerte te toco con un novio que le encanta decirte cosas sucias en tu oídos y le vale cuanto ruedo hacen.
Quiere que todo el mundo sepa quien te hacer sentir así tan bueno, nunca quiere que te calles. Esa es una de las miles de cosas de ama de ti.
Tanto que extrañas hasta su voz. Diciéndote lo tanto que ama como tomas su verga, que hermosa te vez lo más duro y rápido que te folla.
Y tanto que le gustaba penetrarte, que triste que ya le toca más trabajo que antes.
"Miguel — te necesito."
"Miguel!"
"Mm amor — que rico no pares-"
Pobrecita que de verdad pensaste que eran sus dedos y nos los tuyos. Tu pobre mente estaba jugando juegos contigo pero te valió.
Ya tan rápido estabas tan cercas. Te estabas apretando contra tus propios dedos y tu cuerpo empezó a temblar. "Miguel! Por favor- n-no pares-" lloraste y te follas más duro y rápido, persiguiendo tu orgasmo que ya casi llegaba.
Rápidamente lo sentiste y todo tu cuerpo tembló, tus dedos no pararon hasta que se fue tu orgasmo, piernas temblando y tus dedos estaban empapados en tus jugos.
Te los sacaste y los llevaste a tu boca para limpiarlos, como si eran de Miguel. Como siempre de hacía que los chupes para el. Siempre quiso que te probaras.
Y ya que acabaste, y nunca llegó, te acostaste para dormir. No tranquila, pero o que sea un poco cansada.
Te volteaste y en unos minutos de quedaste dormida. Y al fin llego Miguel.
El pobre se sintió tan mal y más cuando entró a su cuarto prestado para verte completamente encuerada.
Rápido se acercó y te puso la cobija arriba de tu cuerpo. Se cambio de volada y se metía a la cama contigo, acatándote y abrazándote entre sus brazos. Tu te pusiste cómoda en su pecho y el también dejo que el sueño se apoderara de su cuerpo.
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8 de Noviembre de 2019
Bah. Qué bueno que ya no lo esperaba, no de ti. No necesito de nadie (sigo vivo), Ya no estoy para mendigar, Ni amor, ni amistad, ni compañía ni nada. Ni la del nuevo extraño que era mi amigo, Ni la tuya ni la de nadie, Nadie se muere ni de amor, Ni de despecho, ni de traición, Ni de tristeza. El sol sale todos los días, Así como que sigues respirando y despertando.
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